Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias
Volumen 2, Número 2, 2025, abril-junio
DOI: https://doi.org/10.71112/gvawwt27
IMPACTO POTENCIAL DEL PATERNALISMO LIBERTARIO EN LA TOMA DE DECISIONES
EMPRESARIALES: UNA PERSPECTIVA COGNITIVA
POTENTIAL IMPACT OF LIBERTARIAN PATERNALISM ON BUSINESS DECISION
MAKING: A COGNITIVE PERSPECTIVE
Verónica Romero
Carlyla Ramos Dearcos
Car-Emyr Suescum Coelho
Venezuela
DOI: https://doi.org/10.71112/gvawwt27
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Impacto potencial del paternalismo libertario en la toma de decisiones
empresariales: una perspectiva cognitiva
Potential impact of libertarian paternalism on business decision making: a
cognitive perspective
Verónica Romero
1
ve.romero@correo.unimet.edu.ve
https://orcid.org/0009-0004-7550-8359
Universidad Metropolitana
Venezuela
Carlyla Ramos Dearcos
2
cramos@upel.edu.ve
https://orcid.org/0000-0001-9734-232X
Universidad Pedagógica Experimental
Libertador
Venezuela
Car-Emyr Suescum Coelho
3
csuescum@unimet.edu.ve
https://orcid.org/0000-0003-1104-7800
Universidad Metropolitana
Venezuela
RESUMEN
Comprender cómo el cerebro humano procesa las decisiones, a menudo influenciado por
sesgos y heurísticas, es vital para alcanzar el éxito organizacional en todos los procesos
administrativos y gerenciales. Este ensayo une dos aspectos cruciales, la neurociencia y el
comportamiento organizacional para explorar el paternalismo libertario y la teoría del empujón.
El objetivo fue analizar cómo esta teoría puede influir en la toma de decisiones empresariales.
Al identificar la forma en que la conducta humana moldea estas elecciones, se vislumbra el
alcance conductual del empujón, lo cual permitió enunciar un conjunto de estrategias para su
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aplicación empresarial. Con base en una revisión documental y análisis teórico, se concluye
que aplicar estas tácticas tiene un potencial significativo para estandarizar estructuras
decisionales y optimizar los resultados organizacionales, situación que promueve el crecimiento
económico sostenido y trabajo decente desde un enfoque humano enmarcado en el ODS 8.
Palabras clave: toma de decisiones; teoría del empujón; paternalismo libertario; sesgos
cognitivos; ODS 8
ABSTRACT
Understanding how the human brain processes decisions, often influenced by biases and
heuristics, is vital for achieving organizational success in all administrative and managerial
processes. This essay unites two crucial aspects, neuroscience and organizational behavior, to
explore libertarian paternalism and nudge theory. The objective was to analyze how this theory
can influence business decision-making. By identifying how human behavior shapes these
choices, the behavioral scope of the nudge becomes clear, allowing for the formulation of a set
of strategies for its business application. Based on a documentary review and theoretical
analysis, it is concluded that applying these tactics has significant potential to standardize
decision structures and optimize organizational results, a situation that promotes sustained
economic growth and decent work from a human-centered approach framed within SDG 8.
Keywords: decision making; nudge theory; libertarian paternalism; cognitive biases; SDG 8
Recibido: 5 de mayo 2025 | Aceptado: 19 de mayo 2025
DOI: https://doi.org/10.71112/gvawwt27
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INTRODUCCIÓN
El paternalismo libertario es una teoría con fundamentos neurocientíficos, psicológicos y
económicos que determina configuraciones para incidir en la toma de decisiones extrapolables
al entorno empresarial, el sustento, es la comprensión de que los elementos intrínsecos a las
decisiones diarias, sin importar la complejidad, se ven influenciados por el procesamiento
cognitivo que realiza la mente para determinar el curso de acción adecuado.
Hallándose inmersa en los postulados de autores como: Thaler, Sunstein, Kahneman y
Tversky, a saber, un economista, un abogado y dos psicólogos, que, pese a sus profesiones,
lograron compaginar sus disciplinas para constituir una teoría sustentada en evidencia empírica
y en la neuroanatomía funcional, que conecta estas áreas del saber para conformar
conocimiento bajo la intención de mejorar y facilitar la calidad de vida de las personas.
El basamento teórico primordial del ensayo son la teoría del paternalismo libertario
ramificada a la teoría del empujón, que supone una aplicación específica de la teoría general;
así como la teoría de la toma de decisiones, como segundo fundamento clave para el
desarrollo de la investigación por cuanto se puede extender esta caracterización a los principios
neurocientíficos aplicados al comportamiento y la conducta humana, particularmente a la toma
de decisiones. Se analiza el potencial del paternalismo libertario en los procesos de toma de
decisiones empresariales mediante una revisión documental en profundidad que permite
sustentar a una discusión teorética sobre los postulados en los temas tratados.
La pertinencia y relevancia de la investigación en las ciencias económicas y sociales, se
halla en el rol que juega la toma de decisiones en los procesos gerenciales, los cuales no solo
inciden en el éxito o fracaso de la organización indistintamente de su tamaño o naturaleza,
pues, los actores decisorios pueden apalancarse en estos preceptos conceptuales y
herramientas, mitigando y evaluando de una manera más ponderada los riesgos inherentes al
proceso en aras de brindar estrategias para una mejor gestión.
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DESARROLLO
Dentro de las ciencias económicas y sociales, se pone de manifiesto que la conducta
humana es un factor fundamental en la evaluación de procesos de toma de decisiones
(Caballero Míguez, 2005). Resulta interesante considerar las posibilidades que podrían surgir
en conocer estrategias que faciliten la predicción de conductas en este entorno gerencial,
descifrando esos elementos que llevan a las personas en una dirección u otra, y la forma en
que podría impactar en el desenvolvimiento de las actividades de la organización.
Las organizaciones requieren de una constante toma de decisiones para movilizar los
recursos en prosecución de un fin, por ello, estas acciones requieren propuestas acertadas y
coherentes con los objetivos planteados. Esta acción gerencial implica una serie de
razonamientos teóricos y prácticos necesarios para efectuar cualquier decisión, la cual se
orienta siempre a mejorar los resultados proyectados. Estás pueden verse afectadas e
influenciadas por fenómenos conductuales, asociados al estado de ánimo, cultura, género,
educación y una vasta multiplicidad de factores, que influyen en el proceder ante un escenario
determinado. En el ámbito no controlado de la cotidianidad empresarial, se incurren en errores
y sesgos a la hora de decidir, desde los más sencillos hasta los más complejo, acarreando
consecuencias negativas para la organización, empleados, clientes y demás stakeholders.
Al explorar el estilo gerencial propuesto por el paternalismo libertario, y sus estrategias
teorizadas en los últimos cuarenta (40) años de investigación neurocientífica, se vislumbran las
debilidades y fortalezas en la toma de decisiones con la intención de establecer un nexo que
facilite y optimice estas acciones desde una perspectiva conductual, dado que las decisiones
empresariales es un aspecto indispensable en el mundo gerencial y corporativo.
El paternalismo libertario fue concebido como una estructura en la que un agente decisor
de cualquier entidad es capaz de establecer determinadas acciones que orienten a las
personas a tomar decisiones específicas basados en su conducta; considerando que el aspecto
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libertario de las estrategias radica en la convicción de que las personas deben ser libres para
hacer lo que desean, y para desvincularse de los acuerdos desventajosos si lo prefieren (Thaler
& Sunstein, 2018). Por lo que propone un esquema que influye en las decisiones sin limitar la
disponibilidad de alternativas previas, es decir, versa sobre la oportunidad de optimizar el
proceso sin intervenir de forma coercitiva en la prosecución de resultados beneficiosos para
todas las partes involucradas.
Galletti & Vida (2018), agregan que los aspectos indispensables a considerar de la teoría
permiten predecir el comportamiento humano, y de este modo, anticiparse para influir en la
decisión, estudiando distintos escenarios en que las personas toman decisiones. Al respecto
Silva Jaramillo (2018), expuso que su aplicación parte de la construcción de contextos
determinados ya que, si se inducen a las personas a tomar ciertas decisiones, estaremos
fomentando indirectamente que éstas sean tomadas. Esta corriente de pensamiento, por tanto,
estima que es posible generar impulsos que produzcan un impacto en la conducta humana de
forma predecible y orientada a una dirección en particular, sin que ello suponga una prohibición
o modificación significativa de incentivos (Thaler & Sunstein, 2018).
En el mundo corporativo, es un término escasamente conocido pese a sus largos años
de gestación, y el que, sin embargo, puede llegar a tener un impacto determinante en la forma
de apreciar, lo que cotidianamente se conoce como, el momento de la verdad, es decir, ese
instante en que una persona se halla ante la situación de tener que tomar indefectiblemente
una decisión. Al ser empleado se brindan incluso a los decisores las posibilidades de modelar
una matriz, cuyos resultados impliquen el mejoramiento de las condiciones, asociadas
directamente a una mayor eficiencia y eficacia, no solo en el proceso de toma de decisiones,
sino en los objetivos a los que está orientado dicho proceso, y es que, el uso de estrategias
neurocientíficas y teorías conductuales supone un paso en dirección a hacia las economías y
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sociedades del futuro, pues con una modificación de los estándares de manejo de toma de
decisiones, se incrementa la productividad a partir de un fundamento innovador decisional.
La toma de decisiones empresariales
El término decisión es un génesis, es una elección o juicio que se ejerce después de
pensar y discutir cuál es el mejor curso de acción, es decir, implica un procesamiento interno
para razonar aquello que amerita elección (Oxford Learner's Dictionary, 2023). Desde una
perspectiva más estructurada Laoyan (2025) indica que es un método que consiste en reunir la
información y evaluar alternativas para luego, en definitiva, tomar la decisión final; se hace
referencia al proceso para llegar a una decisión en concreto, destacando el del término
“método”, ya que implica un procedimiento o una serie de pasos a seguir.
O’Doherty et al (2017) lo consideran como el proceso cognitivo que resulta en la
selección de una creencia o un curso de acción entre varias posibilidades alternativas.
Nuevamente se hace alusión a un proceso, en este caso, en referencia a la función cognitiva
asociada. El proceso de tomar una decisión, según Soler (2019), consta de 6 pasos: (1) Definir
el problema; (2) Determinar posibles soluciones; (3) Evaluar las opciones; (4) Seleccionar la
mejor alternativa; (5) Ejecutar la opción seleccionada y (6) Evaluar los resultados.
Definir el problema es determinar sobre la base de qué se debe decidir, cuál es la
coyuntura y por qué se debe tomar una decisión. Cuando la definición del problema está clara
se tiene más información disponible para elaborar mejores decisiones con las cuales abordar la
resolución de problemas (Laoyan, 2025). Posteriormente, se pueden considerar posibles
soluciones, listando las opciones disponibles y posibles con relación a lo que se pretende
alcanzar o resolver. Para este paso en concreto existen numerosas técnicas y herramientas, de
las cuales, la más simple y común es la lluvia o tormenta de ideas como una solución a la
reticencia para proponer soluciones frescas e inusuales (Besant, 2016).
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Existen cuatro reglas para llevar a cabo una tormenta de ideas, para identificar y evaluar
alternativas de decisión: (1) La crítica está prohibida, (2) La libertad es bienvenida, cuanto más
creativa e imaginativa es una idea, más beneficiosa resulta, (3) La combinación y mejora es
buscada, las ideas se pueden combinar entre sí para crear soluciones nuevas y mejoradas, y
(4) La cantidad es deseada, el principal propósito de esta actividad es obtener una larga lista de
ideas para considerar y elegir (Siegle, 2020).
Luego de determinar y recopilar las opciones para solucionar el problema planteado, se
evalúan soluciones potenciales; bajo una óptica analítica y estratégica se identifican ventajas y
desventajas de cada opción para empezar a descartar alternativas. Para ello se consideran
herramientas como la matriz FODA en donde se evalúan los factores fuertes y débiles que en
conjunto diagnostican la situación interna y externa de una organización, obteniendo una
perspectiva general estratégica de la organización” (Ponce Talancón, 2007).
Habiendo depurado el listado de alternativas, se procede a seleccionar la mejor opción,
considerando características acordes al contexto de la decisión, donde esas cualidades
deseables se convierten en criterios para la decisión, como seguridad, calidad, tiempo, capital,
gastos, y cualquier otro criterio que considere el tomador de decisiones. Entonces se procede a
ejecutar la opción seleccionada realizando una evaluación de los resultados obtenidos con la
misma, con el propósito de determinar si se alcanzaron los objetivos y realizar ajustes de ser
necesario (Jiménez, 2018).
Por ello, en vista del carácter fundamental de las decisiones en toda empresa se derivó
la disciplina específica de toma de decisiones empresariales, la cual ha sido entendida como un
proceso racional en el que se comprometen recursos y configuran el conjunto de acciones a
tomar con efectos críticos que afectan el bienestar y la supervivencia de la organización
(Chiavenato, 2009; Blanco-Mesa et al., 2020). En el ámbito empresarial, tomar decisiones
implica considerar la mejor manera de satisfacer las necesidades de la organización, tomando
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en cuenta las circunstancias internas y externas, la cultura de la organización, el liderazgo, el
estilo de dirección, el mercado y los proveedores (González Rodríguez et al., 2020).
Pero para identificar los componentes clave del proceso deben plantearse varias
interrogantes: ¿Qué decisión se debe tomar?, ¿Qué proceso se debe usar?, ¿Quién está
involucrado en el proceso? y ¿Cuándo tomar la decisión?, de modo que se estructure un
sistema que, al contestar las preguntas, de respuesta al problema planteado para poder
ejecutar el proceso de toma de decisiones (Jiménez, 2018)
Es aquí donde entra en juego la teoría de toma de decisiones, la cual estudia cómo los
individuos racionales deben comportarse bajo riesgo e incertidumbre, adoptando y aplicando
opciones racionales para la gestión eficiente (Simon, 1965).La teoría sugiere el carácter crítico
de las decisiones que, de no ser tomadas a tiempo, impactan de forma negativa en los
objetivos de la organización; asimismo, se destacó que la ejecución de la información tiene
tanto impacto como el acto de tomar la decisión (Alijoyo, 2021).
Tipos de decisiones empresariales
Las decisiones empresariales pueden ser estructuradas, no estructuradas y
semiestructuradas. Las estructuradas son repetitivas y rutinarias, requieren un procedimiento
claro para estandarizar para su manejo, se asocian a cargos operativos. Las no estructuradas
requieren juicio, evaluación y una perspectiva para resolver el problema, son importantes y no
rutinarias, no tienen procedimientos bien definidos para tomarlas, y por ende se asocian a
cargos gerenciales superiores. Para finalizar, las semiestructuradas comparten características
de ambas, el problema se divide en un aspecto estandarizado y uno libre a discreción del
decisor, se asocia a niveles medios de gerencia (Laudon & Laudon, 2016).
Aunado a ello, con un abordaje más clásico hay quienes tienden a dividirlas como
estratégicas, operativas y tácticas. Las decisiones estratégicas son las que relacionan a la
organización con su entorno, tienen trascendencia por lo que tienden a ser de largo plazo, con
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efectos potencialmente irreversibles y que pueden llegar a comprometer a la empresa en
términos de desarrollo y supervivencia; las decisiones operativas se relacionan a la actividad
rutinaria de la empresa, son repetitivas con procedimientos automáticos, y proyecciones a corto
plazo; y las decisiones tácticas se orientan al cumplimiento de los objetivos determinados
estratégicamente, su grado de repetición permite confiar en sus precedentes y por tanto
permite la estandarización de procesos, manejándose en plazos medianos con oportunidad de
revertir sus efectos (Menguzzato & Renau, 1995).
Por otro lado, existen autores que simplifican las decisiones empresariales a una
dualidad tan antigua como la humanidad, en buenas y malas decisiones; donde las buenas
decisiones son aquellas que obtienen como resultado un mejor desempeño de la función que
dio origen al proceso de decisión; siendo que por el contrario, las malas decisiones son las que
afectan negativamente el desempeño de dicha función (Martin, 2018)
Tomar decisiones empresariales es un trabajo difícil y riesgoso, pues una decisión
errada puede traer consecuencias incalculables. Desde de una óptica sistemática, son
procesos complejos y claves para el bienestar de una organización, por ello es importante
revisar los diversos obstáculos que se presentan derivados de distintos elementos intrínsecos
en los componentes del proceso, en tanto que tienen diferentes orígenes y abordajes, pues
pueden presentarse conflictos asociados a la información, ya sea porque es confusa, ruidosa,
contradictoria, poco confiable o por tratarse de información faltante (O'Doherty et al., 2017;
Weiss, 1985).
Estas situaciones pueden exponer a la gerencia a caer en cinco trampas decisionales
que deben ser manejadas y evitadas en la medida de lo posible (Gavin, 2020). La primera es
esa tendencia al consenso por defecto, predeterminando que la decisión correcta es la que la
mayoría quiere; si bien, puede ser apropiada para determinadas situaciones, en general,
disminuye la calidad de evaluación del problema y la creatividad de su resolución, pues el
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consenso está diseñado para evitar el conflicto al satisfacer al colectivo y no a la organización a
través de la decisión. La segunda, es confundir opiniones por hechos; un camino fácil de seguir
en medio del proceso en que se consideran diversas variables con relación a conocimientos
previos que deben ser validados. La tercera, es perder de vista el propósito; perdiendo así el
sentido de la decisión a tomar y obstaculizando el proceso, es menester, que las prioridades y
metas estén bien establecidas para evitar incurrir en fallos de perspectiva.
En cuarto lugar, una trampa gravísima es el truncar el debate, esto aplica cuando las
decisiones son tomadas en equipo; es equivalente a limitar el flujo de ideas, de acuerdo con el
Harvard Business Review (citado en Gavin, 2020), un aspecto clave que debe brindarse es la
seguridad psicológica como el epicentro de los procesos de toma de decisiones de alta calidad,
por ello, es necesario garantizar la sensación de libertad de expresar los puntos de vista sin
miedo al castigo o represalias asociadas.
Finalizando, en quinto lugar, la equivocación de no ofrecer alternativas, que se asocia a
todas las previas, puede ocurrir por perseguir conformidad de inmediato, y también por dificultar
u obstruir el proceso inicial de lluvia de ideas y exposición de estas; es importante recordar que
uno de los pasos para tomar una decisión es tener amplitud de opciones para considerar,
evaluar e incluso fusionar en prosecución de seleccionar la mejor posible.
Enfoque neurocientífico
Para entender a mayor profundidad a qué se asocian estas trampas (Gavin, 2020), es
necesario remitirse a la perspectiva biológica y química de estos fenómenos conductuales
capaces de influir en los procesos de toma de decisiones, pues todo ello se gira en torno a la
neurociencia, al estudio anatomo fisiológico del cerebro humano, para explicar el proceso que
ocurre a nivel neuronal al originar determinadas conductas y comportamientos.
El último reto de las ciencias biológicas es comprender la base biológica de la
conciencia y los procesos cerebrales mediante los cuales el ser humano siente, actúa, aprende
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y recuerda; su principal desafío es la unificación de la psicología y la neurociencia, de la ciencia
de la mente y la ciencia del cerebro (Kandel, 2013). Y es que, a través de este enfoque, la
mente y el cuerpo no se ven como entidades separadas; explica como todo comportamiento es
el resultado de la función cerebral; entendiendo que los procesos cerebrales subyacen a todos
los actos y comportamientos cognitivos complejos considerados esencialmente humanos:
pensar, hablar y crear. Es crucial acotar que cuando los investigadores y científicos mencionan
la conducta humana se refieren a las respuestas coordinadas internamente de organismos
vivos (individuos- grupos) a estímulos internos y/o externos (Levitis et al., 2009).
Es así como una aproximación de estos conceptos de neurociencia aplicada a la
gerencia, originan una disciplina conocida como neurogerencia o neuromanagement, que
estudia la aplicación de procesos neurológicos a la toma de decisiones para definir los sistemas
neuronales, racionales y emocionales, involucrados en la gestión organizacional (Mejía, 2021).
Bajo esta óptica, el problema en las decisiones, no siempre se encuentra en el proceso, sino en
la mente de quienes deciden, pues la forma en que funciona el cerebro humano puede alterar e
incluso sabotear las decisiones (Hammond et al., 1998).
Se ahonda en el procesamiento de información del cerebro a través de los dos sistemas
cognitivos: el Sistema 1 o automático, impulsivo e intuitivo; y el Sistema 2 o reflexivo, racional y
prudente (Martin, 2018). El Sistema 1 se encarga de procesos automáticos, éstos se basan en
experiencias previas y las asocian para producir respuestas, tiende a responder por reflejo. El
Sistema 2 se asocia a procesos reflexivos que se basan en normas y sistemas, con tendencia a
responder a partir de la racionalidad. El cerebro utiliza por defecto el Sistema 1 para tomar la
mayoría de las decisiones, debido a la complejidad y lentitud del Sistema 2 para decidir, pues al
requerir atención, sus procesos se interrumpen cuando se pierde el enfoque. Para el sistema
lógico y analítico, los resultados de su procesamiento pueden ser modificados a través de
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educación o persuasión; por otro lado, la reflexión al ser lenta y consciente hace que la persona
lo asocie a una sensación de esfuerzo.
El Sistema Automático es fácilmente influenciable, mientras que el reflexivo considera
objetivos e intenciones; por lo que, ante situaciones complejas y cuando se presentan
limitaciones de tiempo, el sistema de procesamiento automático se hace cargo de tomar las
decisiones (Cai, 2020). El cerebro interrelaciona estos dos sistemas a través del proceso dual
de razonamiento, el comportamiento humano se compone del funcionamiento de ambos en
constante interacción, donde el Sistema 2 hace uso de información suministrada por el Sistema
1 para procesarla de forma racional y tomar decisiones (Martin, 2018)
Rampello (2019) refiere que Kahneman y Tversky concluyeron que las personas
cometen una serie de sesgos clasificables, de preferencias intuitivas que violan las reglas de
elección racional, oponiéndose a las teorías tradicionales. Existen por tanto herramientas para
facilitar la tarea de decidir, sin embargo, todas éstas se ven influenciadas por los llamados
“sesgos cognitivos”, los cuales son errores sistemáticos establecidos como patrones por los
estilos cognitivos (de procesamiento o de información del cerebro) para simplificar los
procesos o información compleja, con el objetivo de disminuir la ansiedad generada por la
incertidumbre.
Los estilos cognitivos son la forma en que el cerebro percibe su entorno y procesa la
información obtenida para almacenarla en la memoria, implican do también la forma en que la
información es posteriormente recordada y analizada, por lo que estos determinan los patrones
que dan lugar a errores sistemáticos que afectan la toma de decisiones. De ahí que, si bien la
información es una fuente de certidumbre y sustento para la toma de decisiones, existe una
restricción en la cantidad de información sobre la realidad de la que un individuo puede
disponer y que es capaz de procesar, restricción relacionada directamente con las
características propias de su cognición (Barón y Zapata Rotundo, 2018).
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En este sentido, el tomador de decisiones influye en la decisión debido a su
procesamiento cognitivo. La teoría de la toma de decisiones también corresponde con los
elementos psicológicos omitidos por los economistas de su época, pues aspectos asociados a
la psiquis como el estrés y la motivación, influyen en la capacidad resolutiva de un individuo.
Por ello, Simon exponía que las decisiones se basan en una racionalidad limitada: los humanos
se comportan diferente cuando hay riesgos e incertidumbres involucrados (Alijoyo, 2021).
Enfoque económico - social
La economía es la ciencia que estudia el comportamiento del hombre económico, para
describirlo y predecirlo; los académicos de la economía tradicional mantienen el foco en la
ciencia y la disciplina, dejando de lado la aproximación psicológica de Simon (1965) quien
describió los errores de planteamiento de la economía clásica al alejarse de psicología.
En primer lugar, la economía asume racional al hombre económico y bajo esa racionalidad
olvida la observación del hombre común. En segundo lugar, asumiendo la racionalidad también
asume la competencia, y en torno a ello se plantea una estructura darwiniana donde solo
sobreviven los racionales, de este modo, la teoría de la economía clásica considera solo
mercados de competencia perfecta y seres racionales participando en ellos, lo que deja poco
espacio para el empirismo, lo humano y lo social.
Hoy en día, luego de muchos años es que se entiende la importancia del carácter
conductual de la economía como ciencia social, y se ha ahondado en este particular para
considerar comportamiento y procesamiento racional e irracional en las decisiones de los
agentes económicos. Silva Jaramillo (2018) refiere que el objeto de estudio de la economía
conductual es la “arquitectura de la decisión”, ya que se centra en definir el contexto bajo el que
son tomadas las decisiones y expone que su aplicación práctica es evidente; si construimos o
reconstruimos de forma consciente los contextos que inducen a las personas o grupos sociales
a tomar ciertas decisiones, estaremos fomentando indirectamente que éstas sean tomadas;
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este tipo de razonamiento fue el que dio pie a las teorías paternalistas asociadas a la economía
como objeto principal de estudio.
El paternalismo libertario
A partir las distintas acepciones del paternalismo, Sunstein y Thaler publicaron el
ensayo titulado “Libertarian Paternalism” con la intención de incentivar a los economistas a
repensar su concepción del paternalismo; no es un oxímoron, no es contradictorio decir que el
paternalismo puede ser libertario, y defienden que las tendencias anti-paternalistas parten de
una suposición falsa y dos conceptos erróneos (Thaler & Sunstein, 2003).
La suposición falsa, es que las personas toman sus decisiones tomando en cuenta su
mejor beneficio/interés; el primer concepto erróneo descrito es que existen alternativas viables
al paternalismo, el fundamento de ello es que en toda organización se presentan coyunturas en
las que un único agente debe hacer una elección con efecto en las elecciones de otros
agentes, y puede sustentar su elección en el bien común, en el azar o en lo menos beneficioso;
plantean entonces la interrogante de si sería sabio seleccionar las últimas dos opciones sobre
la primera sólo porque ésta es paternalista. El segundo concepto erróneo es que el
paternalismo implica coerción, sin embargo, los autores refieren que en su teoría no se obliga
al receptor a tomar una determinada decisión. (Thaler & Sunstein, 2003).
Se trata de un tipo de paternalismo, que no implica coerción o intromisión, pues se
mantienen todas las opciones a disposición del receptor; destacando que el factor libertario se
apega al ideal de libertad de decisión, incluyendo el concepto de planificador, como sustitución
al término iniciador; y el concepto de diseño de decisiones, referido a la estructura que crea el
planificador para orientar a los receptores a tomar una decisión (Thaler & Sunstein, 2018)
Jones et al. (2010) lo consideran como un experimento que deriva de las teorías
económicas que desafían las tendencias neoliberales ortodoxas desde la perspectiva de la
racionalidad económica y, al mismo tiempo, las apoya desde la defensa de la libertad y la
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elección, dando respuesta a las fallas de las sociedades neoliberales, pero desviándose de la
conclusión al sugerir una estructura paternalista que incentiva a tomar decisiones en específico.
Uno de los ejemplos más comunes y verificables es el de las opciones predeterminadas o por
defecto; de acuerdo con la teórica racionalidad del hombre económico este tipo de diseño de
decisión tendría poco o ningún efecto sobre los agentes decisorios, en su lugar, los agentes
elegirían la mejor opción entre las posibles sin considerar el valor predeterminado. Sin
embargo, numerosos experimentos ilustran la fuerte presencia de un sesgo de status quo, es
decir, que el sistema o arreglo existente, ya sea establecido por instituciones privadas o por el
gobierno, tiende a mantenerse (Thaler & Sunstein, 2003).
Una de las motivaciones de Thaler y Sunstein fue considerar una forma en la que el
gobierno pudiera influir en la población para tomar mejores decisiones en el área financiera, de
salud e incluso felicidad, sin ejercer coacción. Ejemplos de ello lo son: establecer la donación
de órganos como predeterminada, modificar la forma de los platos para reducir las porciones
de comida, organizar los alimentos para que los consumidores elijan los más saludables. Estos
diseños de decisión se enfocan en lograr resultados positivos para los receptores sin ningún
tipo de coacción o prohibición, volviéndose famosa en la política y poniéndose en práctica en la
administración pública de diversos lugares del mundo (Barton & Grüne-Yanoff, 2015).
El comportamiento del consumidor ha sido influido a través del paternalismo libertario
por agencias comerciales con el fin de maximizar ventas y ganancias, aplicado en mercadeo
con estrategias de marca, diseño de empaque, y más tácticas orientadas a incrementar el
gasto del consumidor. Mercadólogos han hecho uso del paternalismo y sus teorías derivadas
para abordar el comportamiento repetitivo y predecible del consumidor individual para
desarrollar nuevas formas de aprovecharlo en busca de rentabilidad (Gane, 2021).
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El nudge o teoría del empujón
La aplicación del paternalismo libertario como sustento para fundamentar una teoría se
dio por los mismos autores que idearon el paternalismo libertario: Sunstein y Thaler (2008) a
través de su libro “Nudge: Improving Decisions about Health, Wealth, and Happiness”, donde
detallan aplicabilidad del paternalismo libertario, a través de fenómenos que denominaron
nudges o empujones. Los empujones son cualquier aspecto de la arquitectura de las
decisiones que modifica la conducta de las personas de una manera predecible sin prohibir ni
cambiar de forma significativa sus incentivos económicos, para que se pueda considerar como
nudge, debe ser barato y fácil de evitar (Thaler & Sunstein, 2018). El empujón asocia la
respuesta humana a información y contextos de toma de decisión con la neurociencia,
específicamente los dos sistemas estructurales del cerebro definidos previamente.
El Sistema Automático o 1 se vale de heurísticas para decidir rápidamente y reducir la
incertidumbre; pueden funcionar bien en determinados contextos, pero también pueden
conducir a desviaciones sistemáticas de la racionalidad, por ello, las personas no siempre
toman decisiones óptimas y sustentados en ello, por eso, los autores de la teoría del empujón
sugieren que es posible que sea necesaria la intervención externa. Fundamentados en la
psicología, Thaler y Sunstein (2018) proponen la alteración de diferentes factores para
modificar el comportamiento de las personas, quienes pueden ser “empujadas” a lograr los
resultados deseados, en otras palabras, el enfoque es la identificación de heurísticas para
describir métodos que influyan a las personas a pensar o comportarse en consecuencia de las
metodologías y estrategias aplicadas.
El término de arquitectura de las decisiones se emplea para describir el diseño de los
empujones orientados previsiblemente para dirigir el comportamiento y la toma de decisiones
de grupos o individuos con información y/o elecciones enmarcadas y presentadas de manera
específica; para ello se describen herramientas de la arquitectura de las decisiones como las
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opciones predeterminadas, las expectativas de error, los circuitos de retroalimentación, la
creación de incentivos o la estructura de decisiones complejas (Thaler et al., 2010); entonces,
así se puede comprender el uso de las heurísticas para diseñar los empujones a través de su
conexión con las facultades deliberativas del Sistema 1 (Barton & Grüne-Yanoff, 2015).
Al integrar las limitaciones humanas al estudio económico para generar
recomendaciones para la práctica, los empujones proponen superar estas limitaciones
cognitivas para que las personas actúen en su mejor interés como si contaran con información
completa y correcta, con fuerza de voluntad perfecta y, por tanto, generando, en la práctica,
habilidades cognitivas equivalentes a las del homo economicus teórico. Las herramientas y
pautas determinadas por la teoría del empujón se fundamentan en 4 supuestos económicos:
(1) los seres humanos tienden a la inercia y a la procrastinación, (2) son sensibles a la forma en
que se presenta la información, (3) son sensibles a las influencias sociales, y finalmente (4) no
están familiarizados con el cálculo de probabilidad (Galletti & Vida, 2018).
Gane (2021) se plantea dos interrogantes con relación a los empujones de Thaler y
Sunstein, que invitan a la reflexión para considerar la perspectiva del autor. En primer lugar, la
premisa de los precursores es que los humanos carecen de fuerza de voluntad y se ven
afectados por problemas de autocontrol y, a partir de ello, son susceptibles a la influencia de
terceras personas. En segundo lugar, expone que si los empujones son tan sutiles como
explica la teoría, y se manifiestan en la forma de opciones por defecto, existe la posibilidad de
que las personas ni siquiera perciban un empujón cuando lo vean.
Esto constituye la preocupación que impulsa el compromiso de la Teoría del empujón
con la libertad de elección de cada individuo, su firmeza en contra de la coerción, y su
constante llamado a los arquitectos de las decisiones para hacer uso de su capacidad de
diseño para el bien. Aún con el compromiso de obrar por el bien y aún con buenas intenciones,
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los arquitectos de decisiones no pueden saber, con seguridad, qué es bueno para los
receptores de sus empujones (Gane, 2021)
La teoría del empujón describe tres heurísticas que exhiben características del proceso
cognitivo que hace el cerebro bajo incertidumbre: la disponibilidad, la representatividad y el
anclaje-ajuste. Rampello (2019) refiere que, aunque la intuición heurística se distingue de los
procesos de razonamiento formativo por pautas de juicios sesgados, los heurísticos en sí
mismos son procedimientos de estimación que de ningún modo son irracionales.
El anclaje-ajuste, de acuerdo con Kahneman (2014) es un efecto producido cuando las
personas consideran un valor particular para una cantidad desconocida antes de estimar esa
cantidad. El anclaje se genera a través de una pregunta o planteamiento “ancla” y el ajuste es
la respuesta cognitiva del individuo. El sesgo se produce porque los ajustes suelen ser
insuficientes; incluso los anclajes que parecen irrelevantes influyen en el proceso de toma de
decisiones (Thaler & Sunstein, 2018). Así Amos, (citado en Spellman & Kahneman, 2018),
refiere que la heurística de anclar-y-ajustar es una estrategia de estimación de cantidades bajo
incertidumbre, el proceso evalúa si el número anclado es demasiado alto o muy bajo y realiza
un ajuste en su estimación desplazando el número mentalmente a partir del anclaje.
La heurística de la disponibilidad entendida como “disponibilidad, emoción y riesgo”, es
utilizada cuando se quiere estimar la frecuencia de un fenómeno, es ese proceso de juzgar la
frecuencia por la facilidad con que los ejemplos vienen a la mente (Spellman & Kahneman,
2018), se orilla a las personas a evaluar la probabilidad de riesgo u ocurrencia de un hecho
basadas en considerar qué tan fácilmente vienen recuerdos a su mente; por tanto, un riesgo o
suceso que es familiar a la mente será visto como más serio o importante que uno que es
menos familiar.
La accesibilidad y la prominencia se relacionan estrechamente con la disponibilidad, por
ello si una persona experimenta de primera mano un evento, es más probable que considere
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que existe mayor riesgo de que acontezca. Así, eventos vívidos y fáciles de imaginar a reciben
estimaciones de probabilidad elevadas, y los eventos menos vívidos reciben estimaciones
bajas, aún si ocurren con mayor frecuencia; de igual modo, los sucesos recientes tienen mayor
impacto en el comportamiento que eventos anteriores, esta heurística ayuda a explicar las
decisiones en asociación al riesgo (Thaler y Sunstein, 2018).
Por otro lado, la evaluación de riesgo bajo sesgo influye en la forma de prepararse y
responder a las crisis, opciones comerciales y procesos políticos o de cambio gerencial, pues
las organizaciones pueden asignar recursos de forma errónea, acorde a los riesgos asociados
a sus sesgos a partir de la heurística de la disponibilidad, en lugar de una respuesta a los
riesgos y probabilidades reales. El problema es que los eventos fáciles de recordar pueden
inflar los juicios de probabilidad de las personas, y si tales eventos no vienen a su mente, sus
juicios de probabilidades podrían distorsionarse hacia abajo (Thaler y Sunstein, 2018).
La última heurística es la representatividad, describe un planteamiento basado en el
juicio humano, empleando un razonamiento de conjuntos, aplicado en considerar la
probabilidad de que un elemento “A” pertenezca a un conjunto “B”, en ese sentido, el Sistema
Automático del cerebro responde planteándose la similitud de A con su idea y estereotipo de B,
es decir, “qué tan representativo es A de B”. Este sesgo aparece cuando la similitud y la
frecuencia divergen, y el error viene del uso de esta heurística en tratar de describir un
fenómeno a partir de otro bajo un principio de correlación que realmente no existe y puede
causar percepciones erróneas de los patrones en diversos ámbitos (Thaler y Sunstein, 2018).
Un contexto particular que define bien esta heurística de la representatividad es el azar,
cuando el resultado de un evento es determinado por casualidad, las personas tienden a
esperar un resultado en concreto representativo de lo que ellas consideran aleatorio; no
obstante, usualmente las personas detectan patrones que asumen significativos pero que, de
hecho, son producto del azar haciendo que las personas confundan las fluctuaciones aleatorias
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con los patrones causales (Thaler y Sunstein, 2018). Por ello, Thaler y Sunstein (2018)
describen una serie de sesgos que dan sentido a los empujones que los arquitectos de las
decisiones pueden diseñar, expuestos en la Figura 1:
Figura 1
Sesgos: Efectos y funcionamiento
Fuente: Thaler y Sunstein (2018)
A partir de los conceptos expuestos, los autores describen el sesgo de optimismo y el
exceso de confianza como la sobreestimación de las capacidades personales, el sesgo de
ganancias y pérdidas como le renuencia a renunciar a lo que se tiene, el sesgo del status quo
como la tendencia a apegarse a las situaciones y el sesgo del encuadre como a esa evaluación
de ganancias y pérdidas que conllevan a la decisión (Thaler & Sunstein, 2018).
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El impacto potencial
El concepto de "impacto", a pesar de su amplio uso, ha sido escasamente estudiado. Su
origen etimológico se remonta a 1824 del latín impactus, significando "chocar", y para 1960 se
aplicó figuradamente a acciones contundentes (Perevochtchikova, 2013). Libera Bonilla (2007)
define el impacto como una impresión o efecto intenso causado por una acción o suceso,
concibiéndolo como la diferencia entre un estado futuro modificado por una acción y el estado
que habría ocurrido sin ella, estableciendo así una relación causal de alteración, positiva o
negativa, entre variables. Históricamente, la primera medida de impacto potencial reconocida
fue el riesgo atribuible en epidemiología (Corcho Berdugo et al., 2000).
En un sentido social, se refiere a las consecuencias de una intervención en el ejercicio
regular de un individuo (GRI y Sweden Sverige, 2021), mientras que definiciones más recientes
lo conceptualizan como la unidad de medición del beneficio social de una acción (Cohen,
2018).
Desde una perspectiva empresarial, el impacto se entiende como la modificación,
intencional o no, beneficiosa o perjudicial, en el resultado de una entidad a partir de una
intervención como un programa o proyecto, siendo crucial identificar, analizar, medir y gestionar
dichos impactos (Díaz Sahr, 2022).
El impacto potencial, en este contexto, evalúa la efectividad de las acciones para
modificar los resultados en el receptor (Fajardo Gutiérrez, 2017). Para determinar el impacto de
una variable sobre otra, se proponen enfoques como el análisis del resultado (contribución a
fenómenos u objetivos), el crecimiento (desarrollo de conocimiento) y la contribución a otras
variables (fuerza en su aparición y desarrollo) (Procter and Gamble, 2020). Es así como la
medición de este implica un análisis exhaustivo, dividiendo la situación en efectos y resultados
(Díaz Sahr, 2022), considerando efectos en el bienestar de las personas, sus repercusiones y
consecuencias (GRI y Sweden Sverige, 2021). Adicionalmente, se emplean dimensiones como
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los afectados, su número, el tiempo estimado del resultado, el grado de modificación y los
posibles efectos de no intervenir, incluyendo riesgos (Díaz Sahr, 2022).
El paternalismo libertario en la toma de decisiones, sesgos y heurísticas
La conducta, como manifestación del procesamiento cognitivo, influye en todas las
actividades que constituyen la vida del ser humano, en particular, las conexiones neuronales
que activan los sistemas pertinentes y determinan la respuesta a estímulos. La capacidad
humana para decidir se aloja en redes neuronales distribuidas en el cerebro, en principio, como
todo animal, las decisiones provienen de respuestas instintivas del organismo, orientadas a la
supervivencia. La cualidad humana asociada a las decisiones es el raciocinio, por ello, las
decisiones son afectadas por la cognición, y esta se constituye de elementos inherentes a la
vida como las experiencias previas, la perspectiva y la memoria desde un punto de vista
pragmático e instintivo y, por el aprendizaje, la atención y el razonamiento desde una
perspectiva lógica.
A pesar de sus grandes capacidades, el cerebro humano intenta hacer el mejor trabajo
posible invirtiendo la menor cantidad de energía, en otras palabras, al estar orientado a la
eficiencia utiliza el sistema automático con mayor frecuencia, porque el resultado del proceso
depende de un menor consumo energético y esfuerzos.
En un mismo individuo el proceso de toma de decisiones, y su resultado final, va a
variar dependiendo del sistema empleado para considerar la situación y decidir. En este
sentido, se debe considerar que, el Sistema 1 o automático, toma decisiones de forma rápida e
intuitiva, mientras que, el Sistema 2 o reflexivo, toma decisiones lentamente y mediante un
proceso racional. Razón por la cual, atendiendo a la relación entre el sistema empleado para
decidir y la elección realizada, los procesos cognitivos del ser humano tienen influencia en los
procesos de toma de decisiones. Por tanto, el cerebro del tomador de decisiones juega un
papel fundamental en la decisión por el hecho de hacer uso de procesos cognitivos que
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determinan el curso de un proceso de toma de decisiones, pudiendo incluso el cerebro
distorsionar la información, bajo el entendido de que los sesgos cognitivos condicionan la
racionalidad, de por sí limitada, que determina las acciones de las personas.
La definición de toma de decisiones empresariales incluye la palabra “racional” en el
concepto, sin embargo, la cantidad de decisiones rutinarias y operativas, que parten de los
principios de las decisiones estructuradas, es mayor que las decisiones estratégicas, bien sean
semiestructuradas o no estructuradas. Es que, si todas las decisiones de una organización se
originaran desde el raciocinio, los procesos demorarían mucho más, todo el personal tendría
que estar altamente calificado y los resultados serían mejores en términos de calidad, aunque
no necesariamente en cuanto a eficiencia o efectividad.
Si bien afectan a la organización, las decisiones empresariales no siempre son
racionales, por ello, las compañías elaboran reglamentos, protocolos, procesos y
procedimientos a seguir en función de sistemas que faciliten las decisiones y sus acciones
derivadas; de este modo, las organizaciones, intencionalmente o no, ejercen empujones en sus
empleados para mejorar los resultados de sus decisiones en pro de optimizar resultados para
la empresa.
Teniendo en cuenta la aplicabilidad del paternalismo libertario como teoría que plantea
numerosas estrategias para influir, no solo en el comportamiento, sino también en el resultado
de las interacciones humanas, bien sea grupales o individuales, es destacable la utilización de
los principios fisiológicos que rigen la conducta cuando se observan las heurísticas y sesgos,
porque permiten estandarizar y predecir, en cierto grado, la respuesta de una persona a un
estímulo dado en forma de empujón.
El paternalismo libertario tiene limitaciones con relación a los receptores que hacen
pleno y consciente uso de su atención para tomar decisiones racionales, no así, en personas
que actúan dejándose llevar por la inercia y el pensamiento automatizado, pudiendo influir en
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sus acciones incluso sin que éstos lo noten. Esto se debe a que la activación del proceso dual
del razonamiento, que se pone en marcha cuando, a través de su atención y enfoque, el
individuo asocia sus sistemas 1 y 2 para tomar decisiones, por lo que, sin atención ni enfoque
el cerebro hace uso únicamente del Sistema automático.
Esta premisa permite observar la notable aplicabilidad de los empujones,
particularmente en las decisiones de carácter estructurado, estableciendo que las decisiones
estructuradas son repetitivas y siguen un proceso sistemático y lógico, usualmente determinado
por la entidad y no por quienes forman parte de ella, son ideales para la aplicación del
paternalismo libertario, por el tipo de decisiones que involucran los procesos.
Estimando que ya existe cierto grado de automatización en el proceso de toma de
decisiones estructuradas debido a la repetitividad asociada, la mejora que el paternalismo
puede aportar es con empujones en las áreas del proceso que ameriten decisión, aunque éstas
pasen inadvertidas para los usuarios. Por otro lado, dentro de las decisiones no estructuradas
también hay cabida para estas estrategias, con orientación a los factores propios de este tipo
de decisiones influidas por la racionalidad o la ausencia de esta.
En particular, las herramientas y métodos empleados para facilitar u orientar el proceso
de toma de decisiones estratégicas son impactados por sesgos y heurísticas, ya que, para
aplicar la metodología, ésta debe ser establecida y para ello se deben tomar otras decisiones
de carácter operativo. Partiendo desde la lluvia de ideas, como herramienta para la toma de
decisiones, esta se ve influenciada desde el orden en que sean presentadas las ideas, las
personas que presentan las ideas y su posición de liderazgo en el grupo, el sentido que se le
da a la idea, la similitud entre ideas de distintas personas, y otros factores que contribuyen a
sesgos como el del status quo que orienta a las personas a tomar una decisión porque es la
que prefiere la mayoría o el sesgo de ganancias y pérdidas que lleva a las personas a tomar la
decisión de no asumir riesgos por la aversión a la pérdida, y del mismo modo se puede ser con
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todos los sesgos y heurísticas presentadas en la investigación.
El uso que se hace de la matriz FODA para el análisis de las variables a decidir,
también se ve afectado por la cognición, se puede asociar al anclaje-ajuste desde la
escogencia de características internas y externas consideradas a partir de data histórica, lo que
a su vez se relaciona con la heurística de la disponibilidad porque se otorga mayor peso a los
eventos pasados cuando son recientes o tuvieron impacto en las personas que toman las
decisiones. De este modo, debido a estas dos heurísticas se puede incurrir en sesgos al tomar
las decisiones para elaborar la matriz por lo que, siendo fundamento para las decisiones
estratégicas, conlleva a decisiones erradas, aunque partan desde el buen juicio y
razonamiento. De modo que es importante considerar los sesgos y heurísticas a la hora de
aplicar estas herramientas para sustentar decisiones, buscando minimizar errores a través de
la conciencia plena frente a la tendencia del cerebro a la automatización.
La perspectiva de usar los sesgos y heurísticas a favor de iniciativas que promuevan
decisiones favorables para las organizaciones se puede abordar generando estrategias
fundamentadas en el procesamiento cognitivo predecible para producir empujones. Teniendo
presente la influencia de la compañía en sus empleados, debería surgir el interés en conocer
estrategias que, de forma consciente, les permita orientar las decisiones en la dirección más
acorde a la visión y valores corporativos.
Un elemento presente en la mayoría de posibles estrategias, por hallarse involucrado en
la mayoría de las decisiones, es el sesgo del estatus quo, pues representa el rol de la inercia
en las decisiones, la inercia generada por el apego a lo establecido es un gran impulsor de
diseño de decisiones, apreciando que, no tomar una decisión en concreto es, después de todo,
una decisión en sí misma. Asimismo, se puede hablar del sesgo de ganancias y pérdidas,
impulsado por la aversión a la pérdida, que permite formular estrategias desde la difusa
asignación de valor que realizan las personas a hechos y objetos, considerando la posición de
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recelo y deseo hacia lo que se tiene cuando existe la amenaza de pérdida.
Por su parte, el optimismo y el exceso de confianza conllevan la evaluación irracional
del riesgo en asociación a la estimación elevada de las capacidades como individuo u
organización. Y, el encuadre, genera una interpretación de beneficio y perjuicio con base en la
estructura de los planteamientos expuestos. Las estrategias asociadas a cada uno de estos
sesgos se detallan en la Figura 2:
Figura 2
Estrategias basadas en los sesgos
Fuente: Elaboración Propia
Con relación a las heurísticas, también se pueden sustentar estrategias para su
aplicación en el entorno organizacional. La heurística de la representatividad puede ser
utilizada para ajustar la similitud y la frecuencia de los procesos, ya que con esta se hace uso
de la correlación para decidir. El anclaje-ajuste se puede utilizar, particularmente, para
decisiones de carácter numérico, bien sea financieras, presupuestarias o de compras; las
anclas pueden generar desenfoque con relación al propósito de la decisión, debe considerarse
para no decidir con base en anclas que no sumen positivamente al proceso. La heurística de
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disponibilidad se puede emplear tomando en cuenta la información que la organización quiere
que sea considerada para decidir, haciéndola accesible y dispuesta de manera que los
empleados la recuerden con facilidad así, al encontrarse ante la necesidad de decidir, tomarán
decisiones a partir del entendimiento de frecuencia del hecho recordado. Las estrategias para
cada heurística se exponen a continuación en la Figura 3:
Figura 3
Estrategias basadas en las heurísticas
Fuente: Elaboración propia
Afirmando el supuesto de que, para tomar decisiones se hace uso de un procesamiento
cognitivo, entonces el planteamiento de esta investigación que cuestiona el impacto potencial
del paternalismo libertario en la gama de decisiones empresariales está inmerso en esta arista.
Recordando que el paternalismo libertario es una teoría neuro económica que se basa en los
procesos cognitivos, y que, las decisiones empresariales, no son más que el proceso básico de
toma de decisiones aplicado al entorno empresarial; si una decisión implica la acción de los
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sistemas 1 y 2 del cerebro, encargados de procesar la información desde un punto de vista
cognitivo, entonces se puede afirmar que la teoría del empujón, derivada del paternalismo
libertario, tiene impacto directo en la toma de decisiones.
Al tomar como base la premisa de estructurar empujones orientados a influir
positivamente las decisiones de sus receptores, y haciendo uso de la terminología estadística
de los principios de impacto potencial, se puede señalar que, a mayor exposición de las
personas a empujones cognitivos como consecuencia de la tendencia humana a la inercia,
mayor será la modificación de los patrones de decisión y sus resultados medibles en términos
cualitativos, en la mayoría de los casos, y en términos cuantitativos, en los escenarios
estructurados con indicadores y demás herramientas de medición.
El riesgo teórico atribuible a la teoría del paternalismo libertario, expresada a través de
empujones cognitivos, de influir a las personas para tomar mejores decisiones, es prominente,
considerando las teorías, investigaciones y documentación revisada. Por otro lado, en cuanto a
la fracción prevenible, en un sentido netamente teórico, se asocia al estado de conciencia y
accionar razonado de los receptores de empujones.
Por ello, desde una perspectiva social, si se mide en términos de beneficio en la
comunidad, se puede afirmar un impacto potencial del paternalismo libertario sobre la toma de
decisiones empresariales cuando la arquitectura de las decisiones se estructure con base en
principios y valores éticos, todos ellos, orientados a propulsar el bienestar de los individuos y el
bien común. Bajo la óptica empresarial, siempre que los empujones generen un cambio en los
resultados de las decisiones de la organización entonces tendrán impacto prominente, debido
al alto potencial de instar a las personas a tomar decisiones previsibles.
CONCLUSIONES
El paternalismo libertario fue ideado a partir de principios neurocientíficos, aplicando
nociones conductuales de la neurociencia y la psicología al contexto de las decisiones.
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Recordando que los principios que fundamentan esta teoría son eminentemente
neurocientíficos, el carácter de la misma está destinada a influir en la conducta. En cuanto a los
aspectos del proceso de toma de decisiones afectados por la conducta, el comportamiento
como manifestación del procesamiento cognitivo que hace el cerebro influye en la definición del
problema que origina la necesidad de tomar una decisión, porque el cerebro es el encargado
de determinar la magnitud y la urgencia de la situación, así como de modelar la orientación del
problema a definir; seguidamente se determinan las soluciones a partir de la implicación del
Sistema 1 o Sistema 2 en el proceso de idear posibles soluciones.
Posterior a ello, se evalúan las opciones, donde nuevamente participan el Sistema 1 o
el Sistema 2 y ello es determinante para los resultados del proceso de pensamiento que se
lleva a cabo para la evaluación; de ello parte la selección de la mejor alternativa, pues es
finalmente el sistema cognitivo activo el que decide y, dependiendo del sistema implicado, se
obtendrán decisiones de diferente índole; para así concluir con evaluación de los resultados,
pues el éxito o no de las decisiones tomadas, depende de la percepción y los indicadores
considerados, por lo que en múltiples oportunidades se trata de una actividad subjetiva y, por
tanto, dependiente del análisis que el procesamiento cognitivo haga de ello.
El paternalismo libertario tiene el potencial de impactar positivamente en la optimización
de los procesos de toma de decisiones empresariales, ello va a depender de la correcta
estructuración de los empujones, para orientar a las personas en una dirección que simplifique
los procesos. Asimismo, dicho potencial de impactar positiva o negativamente es
responsabilidad de los arquitectos de las decisiones, por ser quienes tienen la tarea de generar
estructuras de decisiones o empujones de calidad que impacten a la población a la que se
dirige, juzgando el poder que poseen para influenciar modificaciones en el comportamiento con
relación a la intencionalidad y pertinencia.
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Las estrategias descritas están orientadas a servir de base para la elaboración de más
estructuras símiles para aplicar el paternalismo libertario en el contexto organizacional, en
particular en la optimización de sus procesos. Además de aportar fundamentos
teóricos/conceptuales para dar pie a la estructuración de estrategias adaptadas a la realidad de
la organización, con el fin de impactar positivamente en las decisiones estructuradas y
semiestructuradas de la empresa, e incluso llegar a influir en las decisiones no estructuradas.
Un aspecto que puede resultar disonante con respecto a la teoría del paternalismo
libertario y sus derivados es la consideración de los empujones como perjuiciosos para el
desenvolvimiento creativo de las personas en el entorno laboral, motivado por la defensa del
pensamiento libre y la resolución creativa e innovadora de las situaciones que requieren
procesos de toma de decisiones. En respuesta a este planteamiento se debe considerar que,
como indican los autores de la teoría del paternalismo libertario, los empujones son fáciles de
evitar y no suponen coerción de ningún tipo; adicionalmente, para los empujones, la efectividad
de la arquitectura depende del uso del sistema automático por parte de los receptores, dicho en
otras palabras, los empujones se evitan fácilmente cuando las personas hacen uso de su
sistema reflexivo y prestan atención.
Es importante resaltar que el proceso dual de razonamiento permite al humano hacer
uso de los dos sistemas cognitivos en simultáneo, alimentándose uno del otro, para afrontar las
situaciones; una de las características del sistema reflexivo es que se activa con la atención, y
las personas tienen la capacidad de activar su sistema reflexivo para tomar decisiones, si no
mejores, al menos razonadas. En este sentido, la estrategia más importante que se puede
indicar es la estrategia de la atención, fundada en la comprensión de todo lo señalado,
atendiendo a los sesgos y heurísticas, para evitar ser víctima del paternalismo libertario
silencioso al que se está expuesto diariamente en distintos entornos que buscan impulsar a las
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personas a decidir, pero no necesariamente con la intencionalidad transparente y beneficiosa
que fundamenta al paternalismo libertario ideado por Thaler y Sunstein.
Declaración de conflicto de interés
Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés relacionado con esta
investigación.
Declaración de contribución a la autoría
Verónica Romero: conceptualización, curación, metodología, redacción del borrador original.
Carlyla Ramos Dearcos: validación, visualización, revisión.
Car-Emyr Suescum Coelho: validación, visualización, revisión y edición de la redacción.
Declaración de uso de inteligencia artificial
Los autores declaran que utilizaron la inteligencia artificial como apoyo para este artículo,
y que esta herramienta no sustituyó de ninguna manera la tarea o proceso intelectual,
manifiestan y reconocen que este trabajo fue producto de un trabajo intelectual propio, que no
ha sido publicado en ninguna plataforma electrónica de inteligencia artificial.
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