DOI: https://doi.org/10.71112/pk1pg565
559 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 2, 2025, abril-junio
Según Sebastián Soler, el autor mediato es aquel individuo que no realiza directamente
la acción típica por sí mismo, sino que la lleva a cabo a través de otro sujeto, quien no es
culpable ni imputable, pero sigue siendo considerado autor de la acción (Soler, 1992).
El hombre de atrás incita a otro a cometer el hecho mediante la inducción, reservando
para la autoría mediata aquellas situaciones que no pueden considerarse inducción, o bien
atribuyendo a la autoría mediata el componente de la participación. No obstante, hoy en día
esta figura se reconoce como una forma de autoría y no puede ser interpretada simplemente
como participación por exclusión (Maurach, Heiz & Zipf, 1995)
A mi análisis, con respecto al principio de responsabilidad, me lleva a analizar de que no
se puede afirmar como lo vienen haciendo autores defensores de la teoría de Roxin, como Kai
Ambos, que la solución de la Autoría Mediata con aparatos organizados de poder es una
excepción a la aplicación del principio de responsabilidad, pues los principios del derecho penal
son generales y aplicables para todos.
De este modo, Kai Ambos sostiene que es necesario cuestionar las reglas tradicionales
del Derecho penal individual cuando se trata de casos en los que el hecho es ejecutado por
otro, especialmente en el contexto de conductas vinculadas a la narco-criminalidad. Según él,
la diferencia en estos casos, en comparación con los casos “normales” de autoría mediata,
radica en que el hombre de atrás no ejerce un dominio directo, sino solo indirecto, a través del
aparato. Esto lleva a una responsabilidad basada en la competencia funcional (como "autor de
escritorio", emisor de órdenes, planificador, autor intelectual, entre otros). En resumen, se trata
de una responsabilidad fundamentada en un injusto de organización, en lugar de un injusto
individual. Por lo tanto, para que se lleve a cabo la imputación, es crucial demostrar que el
hombre de atrás tiene el dominio a través de la organización, es decir, un instrumento colectivo
reemplazable, y, por lo tanto, también el dominio mediante esta organización.