DOI: https://doi.org/10.71112/9k9zdc04
2079 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 4, 2025, octubre-diciembre
individuo (por ejemplo, Erikson, 1968, en el texto original), el análisis contemporáneo la sitúa
como un proceso fluido y contingente, profundamente entrelazado con las estructuras sociales
y culturales. Por ende, la identidad no es un conjunto de rasgos fijos, sino una construcción
narrativa que emerge y se moldea continuamente a través de la interacción con el contexto.
Diversos teóricos han enfatizado las dimensiones clave de la configuración del yo. Por
ejemplo, la teoría del interaccionismo simbólico (Mead, en Giddens, 1991, en el texto original)
subraya cómo el yo se desarrolla mediante la internalización de las actitudes de los demás. Por
su parte, Bourdieu (1984, en Giddens, 1991, en el texto original) destaca el concepto
de "habitus" para explicar cómo las estructuras sociales internalizadas moldean las prácticas y
la autopercepción individual. Asimismo, Foucault (1984, en Giddens, 1991, en el texto original)
analiza cómo la identidad se moldea por discursos de poder y sistemas de conocimiento,
evidenciando que el yo se constituye en el seno de prácticas históricas y sociales.
Los marcos teóricos más influyentes en el estudio de la identidad actual reconocen su
naturaleza situada y relacional en contextos específicos. En esta dirección, autores como
Zimmerman (2006, en Gee, 2015, en el texto original), con el enfoque en la identidad situada, y
Gee (2015, en el texto original), con el concepto de D-identities o identidades discursivas, han
explorado cómo los entornos digitales y las nuevas esferas mediáticas influyen en la
construcción del yo, propiciando inéditas formas de expresión y pertenencia. La caracterización
subsiguiente busca profundizar en los procesos de formación de la identidad, considerando los
factores que inciden en su desarrollo en la era digital.
En el panorama actual, la IAG ha adquirido un rol central en la configuración identitaria.
Sus sistemas algorítmicos inciden directamente en la autopresentación, la interacción social y
la percepción del otro en los entornos digitales. La identidad ya no puede comprenderse solo
desde lo social o lo individual, sino que está profundamente mediada por la tecnología y los
datos. Van Dijck (2013) argumenta que la cultura de la conectividad moldea la forma en que el