DOI: https://doi.org/10.71112/ka7ph355
1308 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 4, 2025, octubre-diciembre
INTRODUCCIÓN
El tejido productivo de Panamá se sostiene, en buena medida, sobre una constelación
de micronegocios que operan en el sector informal: puestos en ferias, ventas ambulantes,
comedores caseros, peluquerías de barrio, talleres de reparación y emprendimientos familiares.
En estos espacios late la economía cotidiana de los barrios: vínculos de confianza, aprendizaje
entre pares y una creatividad comercial que, muchas veces, no encaja en formularios ni
registros. Durante 2024, la estructura del empleo urbano puso de relieve ese rol amortiguador:
la desocupación se elevó hasta 9,5% en octubre y la informalidad alcanzó 49,3% de la
población ocupada no agrícola (Contraloría/INEC, 2024; La Estrella, 2024). Lejos de ser una
anécdota, este entorno marca la agenda de políticas y, también, los retos del marketing
aplicado a realidades de alta restricción de recursos.
El marketing de servicios ofrece un prisma útil para entender lo que ocurre en una venta
callejera o en un puesto de feria: hay una promesa (beneficio esperado), una evidencia (el
servicio en acción) y un resultado percibido (valor y satisfacción). La literatura de servicios
enseña que la calidad es una brecha entre expectativas y desempeño, influida por tangibles,
confiabilidad, capacidad de respuesta, seguridad y empatía (Parasuraman, Zeithaml & Berry,
1988; Zeithaml, Bitner & Gremler, 2018). Desde esta perspectiva, un emprendimiento informal
compite no solo por precio, sino por experiencia: rapidez, trato, consistencia, cercanía y
resolución de problemas. En términos de lógica dominante del servicio, el valor se co‑crea en el
uso y en la relación, más que en el mero intercambio (Vargo & Lusch, 2004).
Al mismo tiempo, la digitalización ha cambiado la forma en que los consumidores
buscan, comparan y recomiendan. Incluso en contextos de bajos ingresos, los teléfonos
inteligentes han llevado a la puerta de los micronegocios herramientas que hace una década
eran impensables: catálogos por WhatsApp, cobros por enlaces, mapas con ubicaciones,
transmisiones en vivo desde ferias. En enero de 2025, Panamá contaba con 3,54 millones de