DOI: https://doi.org/10.71112/t8hn9c24
1201 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 4, 2025, octubre-diciembre
Una tradición que suele ser olvidada es la soviética, en particular la obra de Lev S.
Vygotsky. Esto se debe, en parte, a la limitada disponibilidad y difusión de sus textos en
español e inglés, lo que ha provocado una recepción fragmentada y parcial (González-Rey,
2009). Sin embargo, la obra de Vygotsky es fundamental para concebir un sujeto activo que no
es individualista, sino histórica y culturalmente constituido.
La interpretación occidental más difundida de Vygotsky se ha centrado en su giro
objetivista (Van der Veer & Valsiner, 1991), que enfatiza la mediación semiótica como base del
surgimiento de las funciones psíquicas superiores, el significado como núcleo de la conciencia
y la interiorización, entendida como el proceso en que lo intrapsíquico primero fue interpsíquico
(Vygotsky, 1995). Estas visiones, básicamente estructuralistas, permanecen dentro del
paradigma causal del discurso.
No obstante, la obra de Vygotsky no debe entenderse de forma lineal. En sus escritos
anteriores a 1928 ya se advertía la importancia de las emociones como elemento generador, lo
cual es crucial para una noción de sujeto activo que no se reduce a prácticas discursivas
(González-Rey, 2009). Esta dimensión afectiva se desarrolló después de 1931 en torno a las
categorías sentido y vivencia (perezhivanie).
La categoría sentida es definida como “el agregado de todos los factores psicológicos
que aparecen en nuestra conciencia como resultado de la palabra” (Vygotsky, 1984, p. 267),
constituyendo una unidad psíquica permeable al lenguaje y a la cultura. Esto permite superar la
idea individualista del sujeto, pues el sentido es una formación dinámica y fluida con diversas
zonas de estabilidad, siendo el significado solo una de ellas en el contexto del habla (p. 276).
Por su parte, la categoría vivencia describe cómo se transforman los sujetos a través de
sus experiencias, indicando que la influencia del medio solo puede entenderse a través de
estas vivencias, pues ningún factor externo tomado aisladamente explica el desarrollo del niño
(Vygotsky, 1994, citado en González-Rey, 2013).