Forma Descripción generada automáticamente
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Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias
Volumen 2, Número 3, 2025, julio-septiembre
DOI: https://doi.org/10.71112/f7hqkq17
ECOSISTEMAS VISUALES Y JUVENTUD VERDE EN EL CONSUMO SOSTENIBLE
DIGITAL
VISUAL ECOSYSTEMS AND GREEN YOUTH IN SUSTAINABLE DIGITAL
CONSUMPTION
Christian Javier Tello Santillán
Flavio Florencio Parra Terán
Carlos Enrique Cabezas Granizo
Ecuador
DOI: https://doi.org/10.71112/f7hqkq17
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Ecosistemas Visuales y Juventud Verde en el Consumo Sostenible Digital
Visual Ecosystems and Green Youth in Sustainable Digital Consumption
Christian Javier Tello Santillán
cjtello@uce.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-1880-1434
Universidad Central del Ecuador
Ecuador
Flavio Florencio Parra Terán
ffparra@uce.edu.ec
https://orcid.org/0009-0003-0333-1462
Universidad Central del Ecuador
Ecuador
Carlos Enrique Cabezas Granizo
cecabezasg@uce.edu.ec
https://orcid.org/0009-0008-7127-6801
Universidad Central del Ecuador
Ecuador
RESUMEN
Este estudio analiza comunidades digitales de consumo sostenible en Ecuador, centrado en
Instagram (67,2 %) y TikTok (23,4 %), con predominio de jóvenes menores de 25 años.
Mediante un cuestionario a 1967 participantes y análisis cuantitativo, identifica patrones de
participación, interacción y tensiones entre viralidad emocional y profundidad crítica en la
comunicación ecológica. Se concluye que la sostenibilidad digital es un fenómeno visual,
generacional y comunitario, esencial para diseñar estrategias comunicativas y educativas
eficaces, y destaca la importancia de futuras investigaciones cualitativas para profundizar en
las motivaciones compartidas
Palabras clave: sostenibilidad; juventud; redes; consumo; ecología.
DOI: https://doi.org/10.71112/f7hqkq17
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ABSTRACT
This study analyzes digital communities of sustainable consumption in Ecuador, focusing on
Instagram (67.2%) and TikTok (23.4%), with a predominance of young people under 25 years
old. Through a questionnaire to 1967 participants and quantitative analysis, it identifies patterns
of participation, interaction and tensions between emotional virality and critical depth in
ecological communication. It concludes that digital sustainability is a visual, generational and
communitarian phenomenon, essential to design effective communicative and educational
strategies, and highlights the importance of future qualitative research to deepen shared
motivations.
Keywords: sustainability, youth, networks, consumption, ecology.
Recibido: 19 de julio 2025 | Aceptado: 8 de agosto 2025
INTRODUCCIÓN
En los últimos años, la sostenibilidad ecológica se ha posicionado como una prioridad
global, generando cambios significativos en los hábitos de producción y consumo. La
preocupación por el cambio climático, la biodiversidad y la contaminación ha promovido una
conciencia colectiva orientada hacia prácticas más responsables con el entorno. Así, el
consumo sostenible se ha convertido en una tendencia comunitaria basada en valores y
acciones que buscan reducir la huella ambiental y fomentar un desarrollo justo. Al mismo
tiempo, el auge de las tecnologías digitales (De Veirman, Cauberghe, & Hudders, 2017) y redes
sociales como Instagram, TikTok o LinkedIn ha transformado la forma en que las personas
interactúan, acceden al conocimiento y definen sus elecciones de consumo. Estas plataformas
también amplifican discursos visuales que están atravesados por cuestiones de género y
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autenticidad (Duffy & Hund, 2019), reforzando la presencia de estéticas aspiracionales que
moldean las decisiones de consumo.
La unión entre el activismo ecológico y la participación digital ha dado paso a colectivos
virtuales de consumidores comprometidos. En estos espacios, el intercambio constante
promueve patrones de compra más conscientes y refuerza el sentido de pertenencia y
responsabilidad colectiva.
La Generación Z destaca en este escenario por su habilidad digital y sensibilidad
ambiental. Utiliza las redes no solo como fuente de información, sino como medio de presión
hacia empresas más transparentes. En consecuencia, un 44% de las pymes han aumentado su
inversión en promoción ecológica digital, logrando una participación del 40,9% en actividades
sostenibles.
En América Latina especialmente en Colombia, México, Perú y Ecuador, jóvenes
organizados en redes sociales lideran este cambio. Este estudio busca aportar herramientas
para comprender y fortalecer estas comunidades, fundamentales para el diseño de estrategias
educativas y comerciales alineadas con los nuevos valores generacionales.
Con ello, se avanza hacia el entendimiento del rol de las plataformas digitales en la
construcción de un futuro más consciente y sostenible.
Contexto en Ecuador
En Ecuador, donde las campañas digitales ecológicas han crecido con fuerza, es
posible encontrar rasgos comunes con otros países de la región, donde el activismo juvenil en
redes ha sido determinante en la consolidación de comunidades verdes (Piñeiro-Naval &
Mangana, 2021), generando comunidades activas en línea interesadas en la sostenibilidad. Un
caso destacable ha sido la difusión de iniciativas ecológicas durante la “Semana del Ambiente”,
donde jóvenes voluntarios y estudiantes universitarios emplearon plataformas digitales para
organizar retos verdes, compartir contenido educativo y visibilizar emprendimientos sostenibles
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locales. Estas experiencias revelan cómo, incluso en un entorno con limitaciones tecnológicas y
presupuestarias, es posible articular esfuerzos digitales con impacto social y ambiental.
No obstante, incluso con la creciente atención a esta área, la representación gráfica de
los grupos de compradores ecológicos en plataformas en línea todavía enfrenta importantes
obstáculos de investigación, identificar centros influyentes y comprender la ausencia de
métodos fáciles de usar y repetibles restringe la capacidad de los expertos y académicos para
crear planos exitosos que generan los efectos de beneficio de estos grupos específicos.
Marco Teórico
Este trabajo se sustenta en la teoría de la difusión de innovaciones (Carrington, Neville
& Whitwell, 2014) y en la economía de la atención (Carrete, Castaño, Centeno, & González,
2012), las cuales explican cómo los mensajes sobre consumo sostenible se propagan y
compiten por visibilidad en plataformas visuales como Instagram y TikTok. A ello se añade el
modelo de comunidades de marca online (Choi & Lee, 2022), que permite entender las
interacciones simbólicas, normativas y funcionales que emergen cuando los consumidores se
agrupan en torno a valores ecológicos.
Además de las teorías centrales, debe considerarse cómo el marketing verde puede
volverse un canal ambiguo entre compromiso real y superficialidad comercial (Peattie & Crane,
2005). De hecho, estudios recientes han evidenciado que el empoderamiento sostenible del
consumidor a través de redes requiere estrategias cuidadosamente diseñadas (Kapitan,
Kennedy, & Berth, 2019).
Esta complejidad también se vincula con el papel que cumplen los valores materiales en
los hábitos de consumo digital, tal como lo muestra un metaanálisis reciente (Gentina & Rowe,
2020), y con los efectos de las influencias familiares y culturales en la reeducación ecológica de
los adolescentes (Gentina & Singh, 2015).
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Objetivo del estudio
El objetivo general de este estudio es analizar la relación entre el grado de
concentración de contenidos sostenibles en plataformas visuales y el nivel de engagement de
los consumidores digitales ecuatorianos, con énfasis en los segmentos Generación Z
y Millennials.
METODOLOGÍA
La investigación actual utiliza un enfoque numérico, centrado en describir y encontrar
conexiones, para examinar el comportamiento y las opiniones en grupos sociales relacionados
con los hábitos de compra ecológicos. El uso de una encuesta estructurada también responde
a metodologías aplicadas en estudios similares sobre reciclaje de residuos electrónicos
(Echegaray & Hansstein, 2017), y sobre la brecha entre intención y comportamiento verde,
particularmente en jóvenes consumidores (Park & Lin, 2020). La encuesta se verificó para la
precisión probándola con 30 personas de antemano, lo que ayudó a detectar y arreglar partes
poco claras en las preguntas y asegurarse de que el instrumento fuera consistente dentro de sí
mismo.
El grupo que se está examinando incluye participantes comprometidos en plataformas
sociales relacionadas con las prácticas de compra ecológicas, centrándose en grupos de edad
como la Generación Z y los Millennials, que son influyentes clave en los comportamientos de
compra éticos.
El grupo completo incluye a las personas de 1967, que optaron por responder a un
cuestionario de Internet creado para esta tarea. La elección de los participantes se realizó
utilizando un método no aleatorio porque era fácil, distribuyendo la encuesta en diferentes sitios
y grupos en línea centrados en la protección del medio ambiente y la compra verde.
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La recopilación de datos se ejecutó con una encuesta estructurada enviada a través de
los formularios de Google, con respuestas establecidas para evaluar los detalles demográficos,
los hábitos de compra, la dedicación a los medios ecológicos en las plataformas sociales y las
opiniones sobre la encuesta.
Para manejar y examinar los datos recopilados, se emplearon varios dispositivos
tecnológicos, lo que hizo posible el examen minucioso y rápido.
Microsoft Excel: Se utiliza para la disposición principal de la base de datos, la
purificación de registros, el etiquetado de las variables y la elaboración de cuadros de
distribución y resúmenes gráficos iniciales.
PSPP: Este programa complementario se utilizó para ejecutar cálculos estadísticos
básicos y avanzados, como contar ocurrencias, calcular proporciones, determinar valores
promedio, evaluar las medidas de asociación y realizar pruebas de significancia para examinar
la conexión entre los factores importantes.
Asistente Julius IA: Se unió para automatizar y mejorar los procesos sofisticados de
análisis descriptivo, ayudando en el descubrimiento de patrones y la comprensión de los
resultados intrincados.
El análisis se estructuró en dos niveles principales:
Análisis descriptivo: Para identificar la muestra y detallar las variables conectadas al uso
ecológico y la participación de las redes sociales, utilizando datos de conteo, promedios y
medidas de variabilidad.
Estudio correlacional: Encontrar conexiones importantes entre los factores sociales y
económicos, el comportamiento social en línea y los patrones de compra ecológicos, con una
prueba estadística adecuada.
El estudio se hizo de la manera correcta, asegurándose de que la privacidad de todos
estuviera protegida, las personas se unieron en su libre albedrio, y no se revelo la identidad de
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nadie. Todos los que participaron en esto dieron su bien, sabiendo en que se estaban metiendo
y todo fue siguiendo las reglas establecidas por (Comunicar, 2016).
Los criterios de inclusión fueron: tener más de 18 años, residir en Ecuador y haber
realizado al menos una compra digital en redes sociales en los últimos seis meses. No se
tomaron en cuenta las respuestas incompletas, duplicadas o de usuarios que apenas usaban
cosas digitales con productos o servicios.
Una limitación del estudio es el muestreo no probabilístico, por lo es un poco difícil decir
si lo que se encontró se aplica a todos en Ecuador, sin embargo, con esto se podían detectar
algunas tendencias granes en como las personas usan cosas digitales.
RESULTADOS
Si bien la literatura contemporánea ha identificado ampliamente el rol creciente de las
redes sociales como catalizadores de prácticas sostenibles, resulta imprescindible trasladar
este debate desde el plano conceptual hacia un análisis empírico detallado de sus dinámicas
reales. No es suficiente afirmar que los jóvenes lideran estas conversaciones o que plataformas
visuales potencian el mensaje, es necesario observar cómo se configuran realmente estas
comunidades, en qué espacios digitales se concentran, qué perfiles dominan el intercambio y
bajo qué percepciones circulan los discursos de sostenibilidad (Kim & Kim, 2021), lo que
confirma estudios recientes sobre comunicación verde en entornos digitales (Morais & Pinto,
2023).
El presente estudio aborda esta tarea mediante el análisis de una base de datos
compuesta por registros de interacciones en plataformas sociales, segmentadas según las
redes utilizadas para actividades vinculadas al consumo ecológico. Aunque los datos capturan
múltiples dimensiones, en este primer análisis se centra particularmente la atención en las
redes sociales más empleadas, la percepción pública en torno a la sostenibilidad y los patrones
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de participación por grupos etarios. Esta aproximación permite no solo mapear la distribución
cuantitativa de los actores digitales, sino también explorar las tensiones entre popularidad,
profundidad del mensaje y diversidad generacional, que caracterizan al actual escenario de
sostenibilidad digital.
A continuación, se presentan los resultados del análisis empírico, organizados en cuatro
dimensiones gráficas que permiten una comprensión integrada de las comunidades de
consumidores sostenibles en redes sociales.
El primer acercamiento cuantitativo a los datos nos permite observar la distribución
básica de las plataformas sociales empleadas para la venta ecológica dentro de la muestra
analizada 1967. Aunque los números absolutos ya sugieren una fuerte asimetría, lo más
relevante aquí no es aún quién lidera, sino la escala de las diferencias: mientras algunas
plataformas apenas logran captar unos pocos registros (caso de Telegram, YouTube o
Twitter/X), otras acumulan cientos o miles de interacciones.
Tabla 1
Distribución de frecuencias de uso de plataformas sociales en el mercado de consumo
sostenible
Red Social
Frecuencia
Porcentaje
Porcentaje
Válido
Facebook
115
5,8%
5,8%
Instagram
1322
67,2%
67,2%
LinkedIn
41
2,1%
2,1%
Telegram
1
0,1%
0,1%
TikTok
460
23,4%
23,4%
Twitter/X
8
0,4%
0,4%
WhatsApp
15
0,8%
0,8%
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YouTube
2
0,1%
0,1%
Ninguna
3
0,2%
0,2%
1967
100%
Nota: * La tabla presenta cómo se distribuye el uso de diversas redes sociales entre los
encuestados, expresado en frecuencias y porcentajes. Se observa que Instagram y TikTok son
las plataformas más utilizadas, lo cual respalda el rol que estas redes tienen en empoderar
sosteniblemente a los consumidores (Kapitan, Kennedy & Berth, 2019).
Más que un reparto competitivo, los datos reflejan un escenario de polarización digital,
donde las decisiones de los consumidores no parecen estar distribuidas a lo largo de un
abanico de opciones, sino claramente inclinadas hacia ciertos entornos. Este fenómeno,
conocido en estudios de redes como preferential attachment (Barabási, 2002), sugiere que a
medida que una plataforma gana relevancia en un nicho temático en este caso, sostenibilidad,
su posición dominante tiende a reforzarse progresivamente, atrayendo aún más usuarios
interesados en ese tema.
Figura 1
Proporción de menciones sobre sostenibilidad en las principales plataformas sociales
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Nota: *La figura 1 presenta la proporción de menciones de sostenibilidad en diferentes
plataformas sociales.
El hallazgo es contundente: Instagram domina con un abrumador 67,2% de las
menciones, seguido por TikTok 23,4%. El resto de las plataformas presenta participaciones
marginales, destacándose Facebook 5,8% y quedando las demás LinkedIn, Twitter/X,
WhatsApp, YouTube, Telegram y la categoría “Ninguna” prácticamente en los márgenes del
fenómeno.
Este dominio de Instagram y TikTok no es casual, ambas plataformas operan como
vitrinas visuales, donde la estética, la narrativa rápida y el contenido emocional generan fuerte
engagement, características especialmente afines a los mensajes de sostenibilidad, que suelen
apoyarse en imágenes inspiradoras de consumo consciente, reciclaje creativo o activismo
ambiental. El contraste es nítido con plataformas textuales o profesionales como Twitter/X o
LinkedIn, donde el lenguaje racional predomina y los temas de sostenibilidad no logran
alcanzar similares niveles de viralidad.
De manera irónica, el activismo ambiental, que denuncia a menudo la superficialidad de
las redes, encuentra justamente en esa superficialidad (su instantaneidad, su estética
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aspiracional, su viralidad emocional) un vehículo altamente efectivo para la diseminación de
sus mensajes. El desafío para los investigadores no es menor: ¿es sostenible una
sostenibilidad promovida por algoritmos de popularidad?
Figura 2
Percepción pública (positiva, negativa y neutral) sobre sostenibilidad según plataforma social
Nota: *La figura 2 introduce una capa más cualitativa al análisis: la percepción del público hacia
la sostenibilidad en cada plataforma, categorizada en positiva, negativa y neutral.
Resulta interesante observar que, aunque Instagram domina en volumen, es en TikTok
donde encontramos un volumen relativamente más alto de percepciones negativas y neutrales
en comparación proporcional con su tamaño. Este dato sugiere que, si bien TikTok genera
mucho contenido sobre sostenibilidad, parte de este también despierta controversia,
escepticismo o, incluso, trivialización de los mensajes (por ejemplo, retos virales vacíos o
greenwashing disfrazado de activismo juvenil).
En contraste, Instagram muestra una percepción pública globalmente más positiva, lo
cual puede estar relacionado con la forma en que los contenidos son presentados
cuidadosamente editados, visualmente atractivos, y menos proclives a la confrontación directa.
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En el fondo, esto expone una dualidad delicada: mientras más visual y emocional es el
contenido, mayor es su capacidad de evitar críticas y ganar aceptación masiva, aunque quizás
a costa de cierta profundidad crítica.
El bajo nivel de menciones en plataformas como LinkedIn o Twitter/X parece confirmar
que, en estos espacios, la sostenibilidad aún no ocupa un lugar central en la conversación
general de los usuarios. La confianza en el contenido generado por usuarios o microinfluencers
también se explica por su credibilidad percibida (Lou & Yuan, 2019), lo que se alinea con el
hallazgo de que casi la mitad de los encuestados confían en recomendaciones dentro de redes
sociales.
Sin embargo, este fenómeno también puede generar ambigüedad en torno a la
autenticidad del mensaje ecológico, abriendo espacio al escepticismo o banalización, como
ocurre con los retos verdes sin profundidad crítica (Reilly & Hynan, 2014).
Figura 3
Distribución del engagement por plataforma social segmentado por grupos etarios
Nota: * La figura 3 evidencia claramente que los menores de 25 años concentran masivamente
su participación en Instagram (casi mil registros en esa franja de edad), mientras que el
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siguiente grupo (26-35) muestra cierta presencia en TikTok, aunque mucho menor que en
Instagram. La tabla indica el 48.9% de los encuestados confían en las recomendaciones
realizadas por grupos de usuarios en redes sociales, con una pequeña diferencia al 50.2% que
no confía en este tipo de recomendaciones.
Este hallazgo valida lo que otros estudios recientes sugieren (Hwang, 2020), la
sostenibilidad en redes sociales tiene un fuerte componente generacional, donde las cohortes
jóvenes no solo consumen contenido, sino que moldean las narrativas dominantes. Resulta
llamativo, sin embargo, la escasa participación de los grupos de 36 años en adelante, lo cual
podría interpretarse como un vacío generacional en el activismo digital sostenible, o bien como
un fenómeno donde los usuarios mayores participan por vías menos visibles.
La ironía sutil aquí es que, si bien la sostenibilidad es un reto intergeneracional por
naturaleza, su representación en redes sociales muestra un sesgo marcadamente juvenil. Los
discursos, las estéticas, incluso los formatos están profundamente adaptados a las lógicas
culturales de los nativos digitales.
Figura 4
Mapa de calor de participación en plataformas sociales por grupo de edad
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Nota: * Este mapa sintetiza y profundiza el patrón anterior. El pico absoluto de participación
ocurre en Instagram con el grupo menor de 25 años (969 registros), seguido de lejos por
TikTok en el mismo grupo etario (244). El resto de las combinaciones presenta valores muy
bajos, consolidando el diagnóstico de que la sostenibilidad en redes es un fenómeno de
jóvenes, centrado en plataformas visuales.
Es relevante destacar que Facebook, a pesar de su popularidad histórica, aparece con
niveles de participación bastante reducidos, especialmente entre los más jóvenes, indicando su
progresiva pérdida de relevancia en debates contemporáneos de consumo sostenible. Este
hallazgo también implica que los esfuerzos de marketing social o de políticas públicas en
materia de sostenibilidad deberán priorizar los canales dominados por los jóvenes, adaptando
no solo los contenidos, sino sus formatos y lenguajes.
Se profundiza en el fenómeno del preferential attachment (Barabási, 2002) y se vincula
la concentración de usuarios en Instagram/TikTok con lógicas de economía de la atención
(Diddi, S & Niehm, 2016). La discusión aborda el sesgo generacional (menores de 25 años
dominan la conversación) y la estética como mecanismo de difusión (Martínez & Fernández,
2020). Se reconocen las limitaciones por la baja presencia de adultos mayores y el rol marginal
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821 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
de redes tradicionales. También se discute la dualidad entre viralidad emocional y profundidad
crítica del mensaje ecológico.
Los consumidores locales son influidos por factores como conocimiento, actitud y marca
verde (Suki, 2016), tal como ocurre en el caso de los productos alimenticios sostenibles (Kumar
& Smith, 2018).
Recomendaciones prácticas
Marketing verde: centrar campañas en Instagram/TikTok con contenidos breves,
visuales y emocionales dirigidos a Gen Z.
Políticas públicas: diseñar intervenciones comunicacionales digitales segmentadas,
incorporando influencers sostenibles, incluso el uso de redes para fomentar el consumo
responsable requiere marcos teóricos sólidos que integren sostenibilidad, comunicación y
marketing (Lim, 2017).”
Academia: fomentar análisis mixtos que combinen estadística con minería de redes
para estudiar fenómenos ambientales.
DISCUSIÓN
El análisis de las comunidades digitales vinculadas al consumo sostenible evidencia un
contenido de alto impacto visual, pero bajo desarrollo argumental, como han señalado
Papacharissi (2015) y Thogersen (2014) al referirse al papel de los públicos afectivos y el
consumo insostenible.
Las redes sociales, lejos de ser simples vehículos de comunicación, actúan como
verdaderos ecosistemas simbólicos donde la sostenibilidad se construye, se negocia y, en
ocasiones, se mercantiliza. La marcada concentración observada en plataformas como
Instagram y TikTok, no sólo en términos de volumen de usuarios sino también en su capacidad
de engagement, confirma que la sostenibilidad digital es hoy, en buena medida, un fenómeno
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visual, emocional y generacionalmente delimitado.
El perfil del consumidor sostenible en redes no responde a un público homogéneo y
transversal, sino más bien a comunidades juveniles, altamente visuales y de rápida interacción,
donde la estética, el relato personal y la viralidad breve configuran los principales códigos de
transmisión del mensaje por lo que existen barreras intergeneracionales que dificultan la
masificación de estas prácticas más allá de los grupos juveniles (Naderi & Van Steenburg,
2018). Consumidores jóvenes priorizan identidades verdes, aunque muchas veces no se
traduzcan en acciones consistentes (McNeill & Moore, 2015). A su vez, la escasa
representación de plataformas tradicionalmente asociadas a públicos profesionales o maduros
como LinkedIn, Facebook o Twitter/X revela no solo diferencias de audiencia, sino quizás
también distintas formas de entender y vivir la sostenibilidad.
A nivel metodológico, el estudio pone de relieve la importancia de integrar análisis
cuantitativos robustos en investigaciones que tradicionalmente han privilegiado el enfoque
cualitativo, entre el discurso verde y las elecciones de consumo, analizada en el
comportamiento de compra ecológica influido por la personalidad y el entorno social (Lu,
Chang, & Chang, 2015). La visualización de las redes, la segmentación por grupos etarios y la
identificación de patrones de concentración digital ofrecen líneas de interpretación valiosas
tanto para la investigación académica como para el diseño de estrategias comunicacionales
orientadas a públicos comprometidos con el consumo sostenible.
En definitiva, las redes sociales han demostrado ser no sólo altavoces del activismo
ambiental, sino también laboratorios culturales donde se redefine constantemente el significado
de ser un consumidor responsable. Comprender estas dinámicas es imprescindible para
quienes buscan potenciar el impacto real de la sostenibilidad en los hábitos de consumo del
presente y del futuro.
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CONCLUSIONES
Lo que emerge del análisis de las comunidades digitales sostenibles no es simplemente
un fenómeno comunicacional, sino una transformación cultural en curso. La sostenibilidad ha
dejado de ocupar los márgenes del discurso social para instalarse en el centro de ciertas
plataformas visuales que operan como espacios de sentido colectivo. Instagram y TikTok no
solo funcionan como vitrinas de difusión, sino como territorios simbólicos donde lo ecológico se
construye, se negocia y se comparte, con una potencia que excede al mensaje y se asienta en
la forma.
El liderazgo generacional que se observa en estas redes no es anecdótico. Los jóvenes
no solo protagonizan la conversación, sino que la moldean con códigos propios: inmediatez,
emocionalidad, estética y fragmentación. Frente a ello, las plataformas más tradicionales
asociadas a públicos adultos o profesionales parecen operar con otras lógicas, más racionales,
más lentas, quizás menos efectivas a la hora de impulsar cambios conductuales vinculados al
consumo responsable.
Este protagonismo juvenil no ocurre en el vacío, sino en un contexto donde las redes
sociales han demostrado tener un impacto significativo en la promoción de estilos de vida
sostenibles. Estudios recientes confirman que plataformas como Instagram, TikTok o Facebook
no solo permiten compartir contenido, sino que también fomentan nuevas formas de
participación ciudadana, generando efectos positivos en la conciencia ambiental de sus
usuarios (Leal Filho, Salvia & Pretorius, 2019). En este sentido, las redes operan como
espacios pedagógicos emergentes, donde la sostenibilidad se aprende, se negocia y se
viraliza.
A su vez, el marketing ecológico encuentra una oportunidad estratégica al dirigirse a los
jóvenes consumidores, quienes valoran tanto el compromiso ambiental como la autenticidad
visual del mensaje. La literatura especializada ha identificado a este grupo como altamente
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receptivo a campañas que combinan ética y estilo, lo que convierte al diseño comunicacional
en un componente esencial del cambio cultural (Lee, 2008). En consecuencia, las
organizaciones deben reconocer que conectar con la juventud verde implica mucho más que
informar: requiere inspirar, emocionar y representar.
La visualización de los flujos digitales, de las zonas densas y de los vacíos en el mapa
del activismo ecológico, permite no solo comprender el presente, sino anticipar escenarios de
acción. Tanto la academia como el sector privado y los formuladores de política pública pueden
encontrar en estos hallazgos insumos valiosos para intervenir con mayor precisión. Si el futuro
de la sostenibilidad está en juego, está también en las pantallas: en los scrolls diarios, en los
hashtags compartidos, en los microinfluencers que hoy inspiran más confianza que muchos
sellos institucionales.
Comprender las dinámicas comunitarias y visuales no es una tarea complementaria,
sino central para todo proyecto que aspire a cambiar hábitos de consumo. Porque la
sostenibilidad del siglo XXI se juega tanto en los valores como en los formatos; tanto en la ética
como en la interfaz.
Declaración de conflicto de interés
Declaro no tener ningún conflicto de interés relacionado con esta investigación.
Declaración de contribución a la autoría
Christian Javier Tello Santillán, Flavio Florencio Parra Terán y Carlos Enrique Cabezas
Granizo: metodología, conceptualización, redacción del borrador original, revisión y edición de
la redacción
DOI: https://doi.org/10.71112/f7hqkq17
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Declaración de uso de inteligencia artificial
Los autores declaran que utilizaron la Inteligencia Artificial como apoyo para este
artículo, y que esta herramienta no sustituyó de ninguna manera la tarea o proceso intelectual,
manifiestan y reconocen que este trabajo fue producto de un trabajo intelectual propio, que no
ha sido publicado en ninguna plataforma electrónica de inteligencia artificial.
REFERENCIAS
Barabási, A.-L. (2003). The new science of networks. Journal of Artificial Societies and Social
Simulation, 6. https://doi.org/10.2307/20033300
Carrete, L., Castaño, R., Felix, R., Centeno, E., & González, E. (2012). Green consumer
behavior in an emerging economy: Confusion, credibility, and compatibility. Journal of
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Carrington, M. J., Neville, B. A., & Whitwell, G. J. (2014). Lost in translation: Exploring the
ethical consumer intentionbehavior gap. Journal of Business Research, 67(1), 2759
2767. https://doi.org/10.1016/j.jbusres.2012.09.022
Choi, S., & Lee, H. (2022). Social media and sustainable consumption: A systematic review.
Sustainability, 14(1), 456. https://doi.org/10.3390/su14010456
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