Forma Descripción generada automáticamente
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Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias
Volumen 2, Número 3, 2025, julio-septiembre
DOI: https://doi.org/10.71112/brmftn91
HEMORRAGIA DIGESTIVA ALTA: ESTADO ACTUAL EN EL DIAGNÓSTICO Y
TRATAMIENTO
UPPER GASTROINTESTINAL BLEEDING: CURRENT STATUS IN DIAGNOSIS AND
TREATMENT
Jhonmer David Márquez Vega
Liseth Carolina Armesto Martínez
María Angélica Miranda Pacheco
Julie Vanessa Vargas Caicedo
Colombia
DOI: https://doi.org/10.71112/brmftn91
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Hemorragia digestiva alta: estado actual en el diagnóstico y tratamiento
Upper gastrointestinal bleeding: current status in diagnosis and treatment
Jhonmer David Márquez Vega
jmarquezv@unicartagena.edu.co
https://orcid.org/0009-0008-8628-8979
Universidad de Cartagena
Colombia
Liseth Carolina Armesto Martínez
liseth_armesto@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0006-6208-6163
Universidad de Cartagena
Colombia
María Angélica Miranda Pacheco
angiemirandapacheco@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-2941-335X
Universidad de Cartagena
Colombia
Julie Vanessa Vargas Caicedo
Julie.v395@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-0614-1689
Universidad de Cartagena
Colombia
RESUMEN
La hemorragia digestiva alta (HDA) se define como cualquier sangrado proveniente del tracto
gastrointestinal proximal al ligamento de Treitz, lo que incluye el esófago, el estómago y el
duodeno. Es una de las principales causas de ingreso hospitalario por enfermedades del tracto
gastrointestinal y potencialmente mortal. Clínicamente, se manifiesta comúnmente con
hematemesis (vómito con sangre fresca o en posos de café) o melenas (heces negras
alquitranadas). Además, los pacientes pueden presentar signos sistémicos asociados a la
pérdida aguda de sangre, tales como síncope, fatiga, taquicardia u ortostatismo. La evaluación
inicial de los pacientes implica una valoración de la estabilidad hemodinámica y la reanimación
si es necesario, posteriormente se realizan estudios diagnósticos (generalmente endoscopia).
Hasta en un 20% de los casos el sangrado persiste o recurre, requiriendo intervención
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terapéutica. Esta revisión busca orientar la evaluación y manejo de la hemorragia digestiva alta
para reducir la morbilidad y mortalidad en adultos.
Palabras clave: Hemorragia gastrointestinal; epidemiologia; etiología; diagnóstico; tratamiento.
ABSTRACT
Upper gastrointestinal bleeding (UGIB) is defined as any bleeding originating from the
gastrointestinal tract proximal to the ligament of Treitz, which includes the esophagus, stomach,
and duodenum. It is one of the leading causes of hospital admission for gastrointestinal
disorders and can be life-threatening. Clinically, it typically presents with hematemesis (vomiting
of fresh blood or coffee-ground emesis) or melena (black, tarry stools). Patients may also exhibit
systemic signs related to acute blood loss, such as syncope, fatigue, tachycardia, or orthostatic
hypotension. Initial evaluation involves assessing hemodynamic stability and initiating
resuscitation if needed, followed by diagnostic studies, typically endoscopy. In up to 20% of
cases, bleeding may persist or recur, requiring therapeutic intervention. This review aims to
provide guidance on the evaluation and management of upper gastrointestinal bleeding in
adults, with the goal of reducing morbidity and mortality.
Keywords: Gastrointestinal bleeding; epidemiology; etiology; diagnosis; treatment.
Recibido: 22 de julio 2025 | Aceptado: 4 de agosto 2025
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INTRODUCCIÓN
La hemorragia digestiva alta (HDA) se define como cualquier pérdida de sangre de una
fuente gastrointestinal en el esófago, el estómago o el duodeno; históricamente se define como
por encima del ligamento de Treitz, una banda fibromuscular que se extiende desde la
superficie superior de la unión duodenoyeyunal (Mujtaba et al., 2020). Es la forma de
presentación más frecuente y suele deberse a enfermedad ulcerosa péptica o varices
esofágicas (Courtney et al., 2022). La hemorragia digestiva aguda se acompaña de una
importante repercusión sistémica y el objetivo inicial del tratamiento es la estabilización
hemodinámica mediante la reposición de la volemia y la corrección de la anemia mediante
transfusión sanguínea si es necesario. Hasta en un 20% de los casos la hemorragia es
persistente o recidiva tras el ingreso en el hospital y será necesaria la intervención terapéutica
(Domarus et al., 2020). Los médicos deben estar familiarizados con la evaluación y el
tratamiento inicial para formar un equipo con experiencia y cohesionado. Por tal motivo la
presente guía tiene por objetivo orientar la evaluación inicial, las medidas de reanimación
temprana y el tratamiento general para reducir morbilidad y mortalidad de pacientes adultos con
hemorragia digestiva.
METODOLOGÍA
Se llevaron a cabo diferentes búsquedas en las bases de datos PubMed, ScienceDirect,
Google Académico, limitándose la búsqueda a artículos publicados entre enero del 2015 y junio
de 2025. Se realizó la búsqueda con las palabras claves obtenidas del DeCS/MeSH Database:
“Hemorrhage Gastrointestinal”, “Hemorragia Gastrointestinal” en combinación con los términos
“epidemiology”, “etiology”, “pathology” y “therapy”. Lenguas consideradas: inglés y español. Se
priorizaron las revisiones sistemáticas, metanálisis, ensayos clínicos, artículos de revisión y
guías de la práctica clínica que consideramos relevantes. Se excluyeron los artículos en los que
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no se comprobó la metodología basada en evidencias, y aquellas que incluían pacientes con
patología específica como hemorragia gastrointestinal por várices, porque los mecanismos
subyacentes del sangrado son diferentes y requieren diferentes terapias.
RESULTADOS
La búsqueda arrojó 1208 estudios. Se revisaron los resúmenes y se seleccionaron los
que trataban sobre los criterios centrales de la revisión: diagnóstico y tratamiento de la
hemorragia digestiva alta (Figura 1). 30 estudios cumplieron con los criterios de inclusión.
Figura 1
Diagrama de flujo PRISMA para selección de artículos de revistas de bases de datos.
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Epidemiologia
La HDA es una urgencia frecuente, con una incidencia anual de 50-150 casos por
100.000 habitantes, Tiene una mortalidad del 7 al 10% (Domarus et al., 2020). Representa
aproximadamente el 70% de los casos de hemorragia gastrointestinal aguda y es más
frecuente en hombres y personas mayores de 60 años (Mujtaba et al., 2020). La mortalidad
relacionada con esta circunstancia se concentra en pacientes de edad avanzada y
enfermedades graves asociadas y, sobre todo, en los que presentan la recidiva de la
hemorragia durante el ingreso hospitalario.
Etiología
La causa más frecuente es la úlcera gastroduodenal, responsable de casi la mitad de
los casos (Domarus et al., 2020) (Tabla 1). Los principales factores de riesgo incluyen infección
por Helicobacter pylori, uso de anti-inflamatorios no esteroideos (AINE)o acido acetil salicílico,
tabaquismo, alcoholismo. La segunda causa es la rotura de varices esofagogástricas en
pacientes con hipertensión portal. El síndrome de Mallory-Weiss consiste en una o varias
laceraciones longitudinales en la unión esofagogástrica. Habitualmente se presenta en forma
de hematemesis de sangre fresca, después de haber presentado vómitos alimentarios o
biliosos. La lesión de Dieulafoy se caracteriza por la presencia de una arteria anómala de
calibre grueso que atraviesa la submucosa del estómago y discurre en contacto con la mucosa,
por lo que pequeñas roturas de esta capa pueden ocasionar la erosión de la arteria y la
consiguiente hemorragia. Suele localizarse en el fundus o cuerpo gástrico y se manifiesta
típicamente por una hemorragia masiva intermitente. Otras causas de hemorragia menos
frecuentes incluyen lesiones como esofagitis, angiodisplasia, tumores benignos y malignos,
fístula aortoentérica, hemobilia, hemosuccus pancreático y diátesis hemorrágica (Domarus et
al., 2020).
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Tabla 1
Etiología más frecuente de la hemorragia digestiva alta
Frecuencia (%)
40-50
15-25
10-15
5-15
5-10
3-4
2-3
1-2
Evaluación clínica
Se recomienda realizar una evaluación inicial en la que se determine el estado
hemodinámico para realizar un adecuado triaje y definir la necesidad de reanimación temprana.
La guía europea para hemorragia digestiva superior (Gralnek et al., 2021) recomienda la
evaluación inmediata del estado hemodinámico para definir la necesidad de reanimación
temprana, ya que se ha demostrado que la reanimación hemodinámica intensiva temprana en
pacientes con HDA aguda disminuye significativamente la mortalidad (Baradarian et al., 2004).
Las características de la hemorragia pueden orientar sobre la magnitud de la pérdida hemática.
Así, una hematemesis de sangre fresca o manifestaciones de hipovolemia sugieren una
pérdida de sangre de al menos 1.000-1.500 mL, mientras que el vómito en «poso de café»
suele indicar que la hemorragia ha cesado o su débito es muy bajo (Domarus et al., 2020).
Durante esta fase es fundamental realizar una evaluación de la situación hemodinámica del
paciente, mediante la determinación de la presión arterial, frecuencia cardíaca, signos de mala
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perfusión periférica y diuresis. En la evaluación posterior a la estabilización se debe obtener la
historia clínica y examen físico completo, exámenes de laboratorio y descartar historia de
trauma reciente (Rendón et al 2022). Se debe preguntar al paciente sobre posibles hábitos
tóxicos (alcohol), ingesta de fármacos gastrolesivos como AINES o ISRS, antiagregantes o
anticoagulantes orales, historia previa de dispepsia, úlcera gastroduodenal o hepatopatía
crónica (Domarus et al., 2020). Un antecedente de alcoholismo aumenta el riesgo de cirrosis,
hipertensión portal y hemorragia por varices digestivas. En cirróticos, aproximadamente el 60%
de los casos de HDA inicial se debe a varices esofágicas (Rendón et al., 2022). Los síntomas
digestivos son muy importantes (Cappell et al., 2008). Los pacientes que tienen enfermedad
ulcerosa péptica (EUP) con frecuencia tienen dolor epigástrico crónico. Una ulcera duodenal
produce normalmente dolor abdominal que habitualmente se alivia al comer, aunque reaparece
de 1 a 2 horas después de la comida. La isquemia mesentérica con frecuencia se manifiesta
con hemorragia digestiva autolimitada asociada a dolor abdominal intenso. La esofagitis por
reflujo típicamente produce pirosis. Otras formas de hemorragia digestiva son indoloras
normalmente. Los vómitos, la tos o las náuseas antes de la hemorragia indican un desgarro de
Mallory-Weiss. Una pérdida de peso involuntaria indica enfermedad crónica, particularmente
una neoplasia maligna digestiva. La regurgitación, la pirosis y la disfagia indican posible
enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) (Cappell et al., 2008). La manifestación y el
aspecto de la sangre también ayudan a encontrar la localización de la hemorragia y a evaluar
su agudeza y su gravedad. La melena se reconoce como deposiciones negras y de
consistencia similar al alquitrán. Se debe diferenciar de las deposiciones negras secundarias a
la ingesta de hierro o de bismuto. Aproximadamente el 90% de los episodios de melena se
debe a hemorragia proximal al ligamento de Treitz por la degradación de la sangre durante el
transito digestivo, mientras que el 10% de los casos de melena se produce en el intestino
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delgado o en el colon derecho. La hematemesis también indica hemorragia proximal al
ligamento de Treitz (Cappell et al., 2008).
La exploración física permitirá detectar palidez de piel y mucosas, masas abdominales,
visceromegalias, ascitis, así como estigmas de hepatopatía crónica o lesiones cutáneas
asociadas a lesiones gastrointestinales potencialmente hemorrágicas. Se debe realizar una
exploración cuidadosa del abdomen. Los ruidos intestinales hiperactivos son compatibles con
HDA porque la sangre en el intestino proximal es un irritante que estimula la peristalsis,
mientras que los ruidos intestinales normoactivos son más compatibles con hemorragia
digestiva baja. Los ruidos intestinales hipoactivos indican isquemia intestinal, íleo u obstrucción
mecánica. La sensibilidad abdominal es infrecuente en la HDA no complicada, excepto
ocasionalmente en la enfermedad ulcerosa péptica. Una sensibilidad abdominal intensa indica
hemorragia digestiva asociada a isquemia intestinal, obstrucción o perforación digestivas. La
sensibilidad abdominal directa intensa, la sensibilidad rebote y la defensa involuntaria indican
un posible abdomen agudo que precisa la exclusión de una perforación digestiva antes de
realizar una endoscopia. Se debe realizar también una exploración rectal cuidadosa, incluyendo
la determinación del tipo de hemorragia, que puede ser hematoquecia, heces de color granate
o melena (Cappell et al., 2008).
Laboratorios
Se recomienda obtener pruebas de laboratorio en pacientes con hemorragia digestiva
alta aguda que incluyan: hemograma completo, nitrógeno úrico sanguíneo (BUN), creatinina,
pruebas hepáticas y pruebas de coagulación. Las pruebas de laboratorio son útiles en la
estratificación del riesgo y la reanimación de los pacientes (Nable et al., 2016). Una
hemoglobina inicial baja, inferior a 10 g/dl, se ha asociado con mayores tasas de mortalidad
(Shah et al., 2014). Sin embargo, el hematocrito no disminuye inmediatamente durante la
hemorragia porque inicialmente se pierde sangre entera, que contiene una cantidad
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proporcionada de plasma y eritrocitos. El hematocrito disminuye posteriormente por dilución por
hidratación intravenosa, debido a la entrada de líquido extravascular hacia el espacio vascular.
Por tal motivo el nivel de hemoglobina debe controlarse inicialmente cada dos a ocho horas,
dependiendo de la gravedad de la hemorragia (Cappell et al., 2008). El sangrado agudo no
altera el volumen corpuscular medio (VCM). Si el VCM es bajo, puede sugerir deficiencia de
hierro, que podría ser causada por una hemorragia crónica. Típicamente, los pacientes que
tienen HDA tienen elevación de la concentración de BUN debido a la absorción de sangre
degradada durante el tránsito intestinal y a la uremia prerrenal por hipovolemia, y tienen un
cociente BUN/creatinina elevada (Cappell et al., 2008). Una revisión sistemática (Srygley et al.
2012) concluyó que valores >30:1 sugieren hemorragia digestiva alta como causa (likelihood
ratio [LR] 7.5; 95% CI, 2.8-12.0). Se debe excluir también un infarto de miocardio mediante
electrocardiografía seriada y enzimas cardíacas séricas en pacientes ancianos que tengan
hipotensión y en todos los pacientes que tengan hemorragia masiva debido a un riesgo
significativo de infarto de miocardio por hipoperfusión arterial coronaria por hipovolemia
(Cappell et al., 2008).
Estratificación del riesgo
Basado en que el sangrado gastrointestinal resuelve espontáneamente hasta en el 80
% de los pacientes y solo aproximadamente el 15 % requerirá intervención, se hace necesario
estratificar el riesgo para definir qué pacientes necesitan atención hospitalaria o los que pueden
recibir tratamiento ambulatorio (Nable et al., 2016). Hay varias escalas para estratificar el
riesgo, pero las más usadas son las de Glasgow-Blatchford y la de Rockall. El American
College of Gastroenterology y la European Society of Gastrointestinal Endoscopy (Laine et al.,
2021; Gralnek et al., 2021) recomiendan el uso de la escala validada Glasgow-Blatchford Score
(GBS) (Tabla 2) para la estratificación del riesgo preendoscópico debido a que ha demostrado
ser superior para predecir la necesidad de hospitalización, transfusión sanguínea o cirugía
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(Bryant et al., 2013). Los pacientes de bajo riesgo, puntuación de GBS de 0 a 1, no requieren
endoscopia temprana ni hospitalización. Al ser dados de alta deben ser informados del riesgo
de recurrencia del sangrado y se les debe recomendar que mantengan contacto con el hospital.
La identificación temprana de pacientes de alto riesgo permite realizar intervenciones
adecuadas y oportunas que pueden mejorar la morbilidad y la mortalidad.
Tabla 2
Escala de Glasgow-Blatchford (GBS)
Parámetros
Puntaje
Parámetros
Puntaje
Presión arterial sistólica mmHg
100 109
90 99
< 90
1
2
3
Hemoglobina para hombres g/dL
12.0 – 12.9
10.0 – 11.9
< 10.0
1
3
6
BUN mmol/L
6.5 – 7.9
8.0 – 9.9
10.0 – 24.9
> 25.0
2
3
4
6
Hemoglobina para mujeres g/dL
10.0 – 11.9
< 10.0
1
6
Otras variables de riesgo
Pulso ≥ 100 latidos por minuto
Melenas
Síncope
Enfermedad hepática
Falla cardiaca
1
1
2
2
2
Valor total máximo: 23 puntos.
GBS = 0 - 1 Bajo riesgo
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Diagnostico
Se recomienda la endoscopia digestiva alta como el estudio diagnóstico de elección
para la hemorragia digestiva alta aguda dentro de las primeras 24 horas de presentación en
pacientes admitidos al hospital después de la estabilización hemodinámica y tratamiento de las
comorbilidades del paciente. La endoscopia tiene una alta sensibilidad y especificidad para
localizar e identificar lesiones sangrantes en el tracto gastrointestinal superior. Identifica en un
95% de los casos la fuente del sangrado (Singh et al., 2017). Además, permite calcular el
riesgo de resangrado y es útil para la hemostasia. Proporciona una base racional para la
selección de pacientes para el ingreso hospitalario frente al ingreso en la UCI y ayuda evaluar
la necesidad de cirugía (Cappell et al., 2008). Dos revisiones sistemáticas (Spiegel et al., 2001;
Tsoi et al., 2009) que evaluaron el momento de la endoscopia digestiva alta demostraron que la
endoscopia temprana, definida como aquella realizada dentro de las 24 horas siguientes a la
presentación del cuadro, está asociada con mejoría del estado del paciente y reducción de la
estancia hospitalaria en comparación con el retraso de la endoscopia, aunque el impacto sobre
la necesidad de cirugía y mortalidad hospitalaria fue variable. Más recientemente, un análisis
retrospectivo (Wysocki et al., 2012) en más de 400.000 pacientes encontró un aumento de la
mortalidad en pacientes que no recibieron endoscopia digestiva alta dentro del primer día de
admisión hospitalaria (OR 1,32, IC del 95%: 1,26-1,38). Sin embargo, la endoscopia digestiva
alta no está exenta de riesgos, los daños potenciales pueden incluir la muerte o complicaciones
(perforación gastrointestinal, reacciones adversas a medicamentos utilizados para la sedación
consciente, aumento del sangrado durante la intervención) sobre todo si se realiza antes de la
reanimación hemodinámica y tratamiento de las comorbilidades del paciente (Laine et al.,
2021). El American College of Gastroenterology (Laine et al., 2021) considera que hacer un
diagnóstico más temprano no es suficiente para justificar una endoscopia temprana, se
requiere evidencia de beneficio en resultados clínicos, económicos o centrados en el paciente.
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Se deben evaluar los riesgos y realizar la endoscopia superior después de la estabilización
hemodinámica y tratamiento de las comorbilidades del paciente.
Tratamiento
La reanimación del paciente incluye administración de líquidos, transfusión sanguínea,
soporte cardiorrespiratorio y tratamiento de enfermedades asociadas como sepsis y arteriopatía
coronaria. En pacientes que tienen inestabilidad hemodinámica o pulmonar grave se debe
retrasar la endoscopia hasta que se haya reanimado y estabilizado adecuadamente al paciente
(Cappell et al., 2008).
Medidas de soporte generales: se recomienda oxígeno suplementario con cánula nasal
para contrarrestar la pérdida de capacidad de transporte de oxígeno por la pérdida de
eritrocitos. Nada vía oral debido a la necesidad urgente de endoscopia y a la posible necesidad
de cirugía abdominal. Se debe evaluar también a los pacientes que tienen hemorragia masiva,
hematemesis activa, hipoxia, taquipnea intensa o alteración del estado mental para determinar
si es necesaria una intubación endotraqueal para proteger la vía aérea y suplementar
oxigenación tisular (Cappell et al., 2008).
Reposición de líquidos: Se recomienda reemplazar el volumen intravascular inicialmente
con líquidos cristaloides si existe inestabilidad hemodinámica. Los pacientes que tengan
hemorragia activa deben recibir al menos 500 mL de suero salino, u otra solución de
cristaloides, en los primeros 30 minutos para mantener la tensión arterial, mientras se tipifican y
cruzan varias unidades de concentrados de eritrocitos (Cappell et al., 2008). Los objetivos de la
reanimación hemodinámica son corregir la hipovolemia intravascular, restablecer la perfusión
tisular y prevenir la falla multiorgánica. Se ha demostrado que la reanimación hemodinámica
intensiva temprana en pacientes con HDA aguda disminuye significativamente la mortalidad
(Baradarian et al., 2004).
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Transfusión sanguínea: Las guías clínicas actuales recomiendan una estrategia de
transfusión de glóbulos rojos restrictiva con un umbral de hemoglobina para transfusión de 7
g/dL en pacientes con HDA. En pacientes con antecedentes de cirugía ortopédica o cardiaca, o
de enfermedad cardiovascular se recomienda un umbral de hemoglobina de 8g/dL. Los
pacientes hipotensos, con hemorragia activa, deben ser reanimados con una estrategia de
transfusión 1:1:1 (concentrado de glóbulos rojos: plasma fresco congelado: plaquetas). El papel
de la transfusión de glóbulos rojos en hemorragias gastrointestinales sigue siendo controvertido
y existe incertidumbre respecto al nivel de hemoglobina en que se debe iniciar la transfusión
(Gralnek et al., 2021). El uso de una estrategia de transfusión restrictiva para la mayoría de los
pacientes hemodinámicamente estables fue respaldado por un metaanálisis en 2017 (Odutayo
et al., 2017) de cinco ensayos aleatorios con un total de 1965 pacientes con hemorragia
digestiva alta aguda. Los pacientes asignados a una estrategia de transfusión restrictiva
(Umbral de hemoglobina entre 7 y 8 g/dL) tuvieron una mortalidad más baja que los asignados
a una estrategia de transfusión liberal (reducción del riesgo absoluto [ARR] 2,2 por ciento,
riesgo relativo [RR] 0,65, IC 95 % 0,44-0,97) y menos riesgo de resangrado (ARR 4,4 por
ciento, RR 0,58, IC 95% 0,40-0,84). Sin embargo, el metaanálisis no detectó diferencias en el
riesgo de infarto de miocardio (RR 0,79, IC 95% 0,33-1,89), accidente cerebrovascular (RR
0,49, IC 95% 0,12-2,01) o enfermedad renal aguda (RR 0,77, 0,56-1,05). Debido a la falta de
evidencia de ensayos aleatorios en todas las categorías de pacientes con HDA, especialmente
en pacientes con síndrome coronario agudo, el American College of Gastroenterology (Laine et
al., 2021) considero insuficiente la evidencia para hacer una recomendación en la estrategia de
transfusión de glóbulos rojos.
Sonda Nasogástrica: No se recomienda el uso rutinario de aspirado/lavado nasogástrico
u orogástrico en pacientes con HDA. La colocación de una sonda nasogástrica para lavado y
aspirado nasogástrico es una medida de utilidad para detectar la presencia de sangre gástrica,
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determinar el tipo de sangrado, limpiar el campo de la visualización endoscópica y evitar la
aspiración de contenido gástrico. La presencia de sangre roja sugiere sangrado activo actual,
mientras que el sangrado en cuncho de café sugiere sangrado reciente. La ausencia de
contenido hemático en el lavado gástrico no descarta una hemorragia ya que puede tener
origen distal al píloro (±25% de las úlceras duodenales exhiben aspirado gástrico libre de
sangre). Sin embargo, no debe realizarse de forma rutinaria en pacientes con hemorragia
digestiva alta aguda, ya que los estudios no han podido demostrar un beneficio con respecto a
los resultados clínicos (Gralnek et al., 2021). Varios estudios (Aljebreen et al., 2004; Pateron et
al., 2011; Huang et al., 2011) han concluido que el aspirado/lavado nasogástrico no ayuda a
predecir correctamente la necesidad de hemostasia endoscópica, no mejora la visualización del
estómago ni los resultados clínicamente relevantes como el resangrado o transfusión de
sanguínea. Se puede usar cuando no está claro si un paciente tiene sangrado continuo y, por lo
tanto, podría beneficiarse de una endoscopia temprana. Además, el lavado NGT se puede usar
para eliminar partículas, sangre fresca y coágulos del estómago para facilitar la endoscopia.
Pacientes en tratamiento con anticoagulantes orales o antiagregantes: La hemorragia
gastrointestinal representa una complicación grave del tratamiento con AVK, con una incidencia
del 1% al 4% por año (Guerrouij et al., 2011; Holbrook et al., 2012). La interrupción de los
anticoagulantes y la corrección de la coagulopatía antes de la endoscopia es el "estándar de
práctica" en pacientes con hemorragia gastrointestinal clínicamente significativa (Gralnek et al.,
2021). Debido a que los datos son limitados, las estrategias específicas para revertir los AVK
en un paciente con HDA varían. Se recomienda para los pacientes que toman antagonistas de
la vitamina K (AVK) suspender los AVK y corregir la coagulopatía teniendo en cuenta el riesgo
cardiovascular. En pacientes con inestabilidad hemodinámica, se recomienda la administración
de vitamina K, complementada con concentrado de complejo de protrombina (PCC)
intravenoso o plasma fresco congelado (PFC) si no se dispone de PCC. Se recomienda un
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valor de índice internacional normalizado (INR) < 2,5 antes de realizar una endoscopia con o
sin hemostasia. Se recomienda que en pacientes tratados con anticoagulantes orales directos
(DOACs) (dabigatrán, rivaroxabán o apixabán) la interrupción del tratamiento es en general
suficiente y no precisan la administración de vitamina K. Estos agentes farmacológicos
presentan un riesgo de hemorragia gastrointestinal significativa similar o mayor a la warfarina
(Ruff et al., 2014). Como no hay ensayos clínicos publicados que aborden el tratamiento de la
hemorragia gastrointestinal en pacientes que utilizan DOAC, las recomendaciones actuales se
basan en la opinión de expertos o criterios de laboratorio (Gralnek et al., 2021). No se
recomienda interrumpir la profilaxis secundaria con ácido acetil salicílico (AAS) para así
minimizar el riesgo de complicaciones cardiovasculares. Los estudios han demostrado
disminución en la mortalidad en pacientes que no suspendían la profilaxis cardiovascular
secundaria de aspirina después de una hemorragia por úlcera péptica (Sung et al., 2010;
Derogar et al., 2013).
Manejo Farmacológico Preendoscópico: Se recomienda considerar la terapia con
inhibidores de la bomba de protones (IBP) intravenosos en dosis altas antes de la endoscopia:
bolo de 80 mg IV seguido de una infusión de 8 mg/hora por 72 horas. Mantener el pH gástrico
por encima del 6 favorece la agregación plaquetaria y optimiza la formación del coágulo. Por tal
motivo se recomienda la terapia con inhibidores de la bomba de protones antes de la
endoscopia ya que demostró disminuir los estigmas de alto riesgo de sangrado y por lo tanto
reduce la necesidad de hemostasia endoscópica (Sreedharan et al., 2010). Sin embargo, una
revisión sistemática reciente en Cochrane 2022 (Kanno et al., 2022) concluyo que el
tratamiento con IBP preendoscópico no tiene impacto sobre el riesgo de recurrencia de
sangrado, necesidad de cirugía, transfusión sanguínea y hasta la fecha no ha demostrado que
reduzca la mortalidad. Por tal motivo las guías de la práctica clínica actuales difieren en sus
recomendaciones en el uso de IBP preendoscópico. La European Society of Gastrointestinal
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670 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
Endoscopy (Gralnek et al., 2021) hace una recomendación débil sobre considerar la terapia con
inhibidores de la bomba de protones (IBP) intravenosos en dosis altas antes de la endoscopia y
que la realización de esta terapia no debe retrasar la endoscopia. En cambio, el American
College of Gastroenterology (Laine et al., 2021) no hace una recomendación al respecto ya que
la evidencia disponible no indica ningún beneficio del tratamiento preendoscópico con IBP para
los resultados clínicos, lo que impide recomendar su uso. Los pacientes de bajo riesgo,
GBS=0-1, se pueden manejar ambulatoriamente con terapia estándar de IBP oral, hasta el
momento de la endoscopia electiva (Barkun et al., 2019).
No se recomienda el uso de ácido tranexámico en pacientes con HDA. El ácido
tranexámico es un agente antifibrinolítico que ha sido estudiado en pacientes con hemorragia
digestiva alta y no parece ser beneficioso (Bennett et al., 2014). Un ensayo multicéntrico
internacional reciente (HALT-IT Trial., 2020) que comparó el ácido tranexámico versus placebo
en la hemorragia gastrointestinal aguda, no reportó ningún beneficio en la mortalidad. Por tal
motivo las guías clínicas internacionales recientes no recomiendan el uso de ácido tranexámico
en pacientes con HDA (Gralnek et al., 2021).
Se debe considerar el uso de agentes procinéticos en pacientes con sangrado
abundante o coágulos en el estómago para mejorar la visualización gástrica y el rendimiento
diagnóstico durante la endoscopia (Rendón et al 2022). Se recomienda la administración de
eritromicina intravenosa 250mg IV única dosis, infundida en 30 a 120 minutos antes de la
endoscopia en pacientes seleccionados con HDA grave o activa en curso. La mayoría de los
estudios han usado la eritromicina (agonista de la motilina). Un metaanálisis reciente (Rahman
et al., 2016) (n = 598 pacientes) mostró que la infusión de eritromicina antes de la endoscopia
superior mejoró significativamente la visualización de la mucosa gástrica (OR 4,14, IC 95%
2,018,53; P < 0,01), redujo la necesidad de endoscopia de revisión (OR 0,51; IC del 95 %:
0,34 a 0,77; P < 0,01) y redujo la duración de la estancia hospitalaria (diferencia de medias
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671 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
1,75; IC del 95 %: 2,43 a 1,06; P < 0,01). Una dosis única intravenosa de eritromicina parece
ser segura y generalmente bien tolerada, sin eventos adversos reportados en los metaanálisis
(Gralnek et al., 2021).
Manejo Endoscópico: Se recomienda la clasificación de Forrest para el tratamiento
endoscópico en todos los pacientes con hemorragia ulcerosa péptica para diferenciar estigmas
endoscópicos de bajo y alto riesgo. Existen diferentes tipos de terapia endoscópica para la
HDA no debida a várices: terapia inyectada con epinefrina, térmica, tópica y tratamiento
mecánico, como las endograpas o la aplicación de bandas elásticas (Rendón et al 2022). Para
el tratamiento endoscópico se debe tener en cuenta la clasificación de Forrest (Tabla 3) en
todos los pacientes con hemorragia ulcerosa péptica para diferenciar estigmas endoscópicos
de bajo y alto riesgo (Gralnek et al., 2021).
Tabla 3
Tasas de resangrado y necesidad de tratamiento endoscópico.
Hallazgos endoscópicos
Riesgo de
resangrado (%)
Tratamiento
endoscópico
Sangrado arterial activo (Forrest 1A, 1B)
90-100
Alto
Si, terapia combinada
Vaso visible no sangrante (Forrest 2A)
50
Alto
Si, terapia combinada
Coágulo adherente (Forrest 2B)
30
Intermedio
Si, remover y
hemostasia
Macula plana (Forrest 2C, 3B)
5-10
Bajo
No (IBP Oral)
No estigmas
0-3
Bajo
No (IBP Oral)
La clasificación de Forrest fue desarrollada hace más de 40 años para estandarizar la
caracterización endoscópica de las úlceras pépticas (Forrest et al., 1974). Esta clasificación se
ha utilizado en numerosos estudios para identificar pacientes con riesgo de hemorragia
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672 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
ulcerosa persistente, hemorragia ulcerosa recurrente y mortalidad. La mayoría de estos
estudios han demostrado que la presencia de una úlcera clasificada endoscópicamente como
F1a o F1b es un factor de riesgo independiente de sangrado persistente o recurrente (Elmunzer
et al., 2008). Para las úlceras F1a, F1b, F2a se logra un mejor resultado con la terapia
endoscópica que con la terapia farmacológica. Para los Forrest 1a y 1b se recomienda terapia
combinada de epinefrina y otra modalidad de hemostasia (terapia térmica, mecánica o
inyección de un agente esclerosante). No se indica la monoterapia para los Forrest de alto
riesgo (5, 7). Los estigmas de sangrado reciente, F2c y F3b, tienen riesgo bajo de resangrado
(5-10 %). No es necesario el tratamiento endoscópico y los IBP orales serán suficientes
(Weledji et al., 2020). Después de la endoscopia se debe continuar con terapia oral con IBP
cada 12 horas por 14 días, y luego cada 24 horas según los hallazgos de la endoscopia.
Pronóstico
La recidiva de la hemorragia es el principal factor pronóstico de mortalidad. Son factores
predictivos, tanto de recidiva como de mortalidad, la edad avanzada, la presencia de
enfermedades asociadas y las características de la hemorragia (tipo, localización, tamaño de la
lesión y, sobre todo, los signos endoscópicos de hemorragia reciente) (Domarus et al., 2020).
Los pacientes mayores de 60 años tienen mayor incidencia de recidiva de la hemorragia y de
mortalidad (14%-39%), mientras que en los pacientes menores de 60 años la mortalidad es
prácticamente nula. La mortalidad aumenta y se concentra en pacientes con enfermedades
asociadas, como cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca, enfermedad pulmonar
obstructiva crónica, insuficiencia renal crónica, cirrosis hepática, diabetes mellitus, alteraciones
neurológicas y neoplasias (Domarus et al., 2020). Los pacientes que presentan una HDA
durante el ingreso hospitalario por otros motivos tienen una mayor mortalidad. Asimismo, la
mortalidad y la recidiva son más elevadas en aquellos pacientes con hemorragia grave,
caracterizada por la presentación en forma de hematemesis o la presencia de shock
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673 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
hipovolémico. La concentración de hemoglobina inferior a 10 g/dL y la mayor necesidad de
transfusión también se asocian a un peor pronóstico (Domarus et al., 2020).
DISCUSIÓN
La hemorragia digestiva alta (HDA) continúa siendo una emergencia médica frecuente y
de alta relevancia clínica, dada su elevada morbilidad, potencial mortalidad y su impacto sobre
el sistema de salud. La úlcera péptica sigue siendo la causa más común (Domarus et al.,
2020), lo cual evidencia que, a pesar de los avances terapéuticos frente a Helicobacter pylori y
el uso racional de AINE, persisten factores predisponentes no resueltos completamente. En
cuanto al enfoque diagnóstico, la endoscopia digestiva alta se mantiene como la piedra angular
(Singh et al., 2017), no solo para identificar la fuente de sangrado, sino también como
herramienta terapéutica. Sin embargo, no está exenta de riesgos, que pueden incluir
complicaciones graves como perforación gastrointestinal y reacciones adversas a
medicamentos utilizados para la sedación. Por lo tanto, se debe realizar después de la
estabilización hemodinámica y el tratamiento de las comorbilidades del paciente. La evidencia
actual (Laine et al., 2021) favorece una endoscopia temprana (dentro de las primeras 24
horas), aunque los beneficios clínicos sobre la mortalidad aún no son concluyentes en todos los
escenarios. En términos de manejo, la estrategia de reanimación intensiva temprana ha
demostrado reducir significativamente la mortalidad, por lo cual debe ser una prioridad desde la
atención inicial (Gralnek et al., 2021). La transfusión restrictiva con umbral de hemoglobina en 7
g/dL en pacientes estables representa un cambio de paradigma respaldado por ensayos
clínicos y metaanálisis (Laine et al., 2021). No obstante, existe incertidumbre respecto a su
aplicación universal, especialmente en pacientes con enfermedad cardiovascular, lo cual
enfatiza la necesidad de una valoración individualizada. La estratificación de riesgo mediante
escalas validadas como Glasgow-Blatchford Score ha demostrado ser útil para guiar decisiones
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674 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
sobre hospitalización y tratamiento ya que la identificación temprana de pacientes de bajo
riesgo permite evitar ingresos innecesarios y optimizar recursos (Laine et al., 2021; Gralnek et
al., 2021). En el manejo farmacológico, aunque el uso de inhibidores de la bomba de protones
(IBP) antes de la endoscopia disminuye la necesidad de hemostasia, su impacto sobre
mortalidad, resangrado y necesidad de cirugía sigue siendo debatido (Kanno et al., 2022). La
controversia actual entre diferentes guías internacionales sobre esta práctica evidencia la
necesidad de estudios adicionales. El pronóstico de la HDA depende fuertemente de la edad, la
presencia de comorbilidades y la recurrencia del sangrado. Este hecho subraya la importancia
de intervenciones tempranas y un enfoque multidisciplinario. La implementación efectiva de las
guías basadas en evidencia, junto con la educación médica continua y la mejora en el acceso a
recursos diagnósticos y terapéuticos, son pilares esenciales para mejorar el pronóstico de los
pacientes.
CONCLUSIONES
La hemorragia digestiva alta (HDA) es una condición médica crítica que requiere una
evaluación y manejo rápido y efectivo para reducir la morbilidad y mortalidad en los pacientes.
La evaluación inicial de los pacientes debe centrarse en la estabilidad hemodinámica y la
reanimación temprana, seguida de estudios diagnósticos como la endoscopia, que es
fundamental para identificar la fuente del sangrado y planificar el tratamiento adecuado. La
recidiva de la hemorragia es un factor pronóstico clave de mortalidad, y los pacientes mayores
de 60 años o con enfermedades asociadas tienen un mayor riesgo de complicaciones y
mortalidad. La HDA requiere por lo tanto un enfoque multidisciplinario y basado en la evidencia
para mejorar la calidad de la atención y los resultados en los pacientes.
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675 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
Declaración de conflicto de interés
Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés relacionado con esta
investigación.
Declaración de contribución a la autoría
Jhonmer David Márquez Vega, Liseth Carolina Armesto Martínez, María Angélica
Miranda Pacheco y Julie Vanessa Vargas Caicedo: metodología, conceptualización, redacción
del borrador original, revisión y edición de la redacción
Declaración de uso de inteligencia artificial
Los autores declaran que utilizaron la Inteligencia Artificial como apoyo para este
artículo, y que esta herramienta no sustituyó de ninguna manera la tarea o proceso intelectual,
manifiestan y reconocen que este trabajo fue producto de un trabajo intelectual propio, que no
ha sido publicado en ninguna plataforma electrónica de inteligencia artificial.
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