Forma Descripción generada automáticamente
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Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias
Volumen 2, Número 3, 2025, julio-septiembre
DOI: https://doi.org/10.71112/r9kwyj38
MÁS ALLÁ DE LA NARRATIVA: EL DEBATE CONTEMPORÁNEO SOBRE EL
AUGE DE OCCIDENTE
BEYOND NARRATIVE: THE CONTEMPORARY DEBATE ON THE RISE OF THE
WEST
Dr. Hugo Alexander Vega Riaño
Colombia
DOI: https://doi.org/10.71112/r9kwyj38
103 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
Más allá de la narrativa: el debate contemporáneo sobre el auge de occidente
Beyond narrative: the contemporary debate on the rise of the west
Dr. Hugo Alexander Vega Riaño
havega@unipamplona.edu.co
https://orcid.org/0000-0002-9792-4685
Universidad de Pamplona
Colombia
RESUMEN
El debate en torno a las razones detrás de la ascensión de Occidente abarca numerosos
puntos de vista, todos ellos esforzándose por desentrañar este complejo enigma. Este
artículo ofrece una visión general, delineando sistemáticamente las diversas perspectivas y
sus proponentes más destacados. Además, enfatiza la importancia y el valor contemporáneo
de este tema, particularmente a la luz del desafío abierto de China a la hegemonía
occidental. La pieza también busca introducir este tema, en gran parte inexplorado y, por lo
tanto, poco familiar, a los lectores de habla hispana.
Palabras clave: auge de Occidente; debate historiográfico; hegemonía occidental;
explicaciones del ascenso; China
ABSTRACT
The debate surrounding the reasons behind the rise of the West encompasses numerous
perspectives, all striving to unravel this complex enigma. This article provides an overview,
systematically outlining the various perspectives and their most prominent proponents. It also
emphasizes the contemporary importance and value of this topic, particularly in light of China's
DOI: https://doi.org/10.71112/r9kwyj38
104 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
open challenge to Western hegemony. The piece also seeks to introduce this largely
unexplored and therefore unfamiliar topic to Spanish-speaking readers.
Keywords: rise of the West; historiographical debate; western hegemony; explanations of the
rise; China
Recibido: 19 de junio 2025 | Aceptado: 7 de julio 2025
INTRODUCCIÓN
Este artículo introduce un debate actual y de creciente relevancia: el ascenso de
Occidente. El resurgimiento de China y la posición cambiante de Estados Unidos a nivel
internacional han intensificado el interés en este tema. La razón es clara: el ascenso occidental
es central en la historia moderna, y entender sus causas no solo es intelectualmente
estimulante, sino que también nos ayuda a evaluar la situación actual de la civilización
occidental, su posible declive y los escenarios futuros más probables. Comprender el presente
requiere abordar este tema, especialmente ahora que una potencia no occidental desafía la
hegemonía occidental; dada la amplitud del tema, este texto se centrará en resumir las
contribuciones más relevantes de las diversas perspectivas existentes.
METODOLOGÍA
El estudio emplea la metodología bibliográfica, analizando diversas perspectivas
teóricas sobre el ascenso de Occidente. Utiliza un diseño sistemático de revisión, organizando
las contribuciones por categorías temáticas (culturales, institucionales, tecnológicas, etc.) y
autores clave. La estructura sigue un enfoque comparativo, contrastando teorías para ofrecer
una visión integral del debate.
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Tabla 1
Estructura metodológica: estudio bibliográfico sobre el auge de occidente
CATEGORÍA
DE ENFOQUE
AUTOR
ENFOQUE
PRINCIPAL
TEORÍA (AUGE DE OCCIDENTE)
Primeras
Aproximaciones
(Siglo XVIII)
Montesquieu
Geodeterminismo
Explicar la preeminencia mundial de
Occidente a través de la influencia del
entorno geográfico, favoreciendo la
libertad en Europa.
Adam Smith
Restricciones al
comercio exterior
Atribuir el éxito europeo a su economía,
especialmente al fomento del comercio
exterior, que le proveyó la riqueza para
dominar el mundo.
David Hume
Fragmentación
política y
competencia entre
Estados
Demostrar cómo la libertad en un marco
geopolítico fragmentado y la rivalidad
estimulan el comercio, la libre expresión
y la asimilación de innovaciones, claves
para la preeminencia occidental.
Immanuel Kant
Interacciones y
competencia entre
Estados
Argumentar que la competencia entre
naciones favoreció el avance del
comercio y las libertades personales,
alineándose con el contexto de la
Ilustración.
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106 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
Aportaciones de
los Siglos XIX y
XX
Hegel
Filosofía de la historia
(espíritu universal)
Concluir que el espíritu universal se
manifiesta en civilizaciones, culminando
en la Europa de su época, a diferencia
de otras naciones debido a sus sistemas
despóticos.
CATEGORÍA
DE ENFOQUE
AUTOR
ENFOQUE
PRINCIPAL
TEORÍA (AUGE DE OCCIDENTE)
Karl Marx
Materialismo histórico
y transición feudal-
capitalista
Explicar el ascenso de Occidente a
través de la explotación de la fuerza de
trabajo, la apropiación de la plusvalía y la
formación del capitalismo como sistema
socioeconómico hegemónico.
Interpretaciones
Culturales
Max Weber
Ética protestante y
"espíritu del
capitalismo"
Identificar la ética protestante como el
motor que impulsó el éxito material y
llevó a Occidente a una riqueza sin
precedentes.
Christopher
Dawson
Dinamismo interno y
tendencia a la
reforma
Atribuir la singularidad europea a la
combinación de cultura pagana y
cristianismo, facilitando la innovación y el
éxito occidental.
David Landes
Valores, actitudes y
creencias que
promueven la
innovación
Argumentar que los valores y actitudes
occidentales promovieron la innovación
tecnológica y el crecimiento económico,
siendo la causa profunda de su éxito.
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107 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
Alan
Macfarlane
Individualismo inglés
Identificar el individualismo inglés como
un factor crucial para la hegemonía
occidental, generando dinamismo social
y un sistema legal flexible.
Deirdre
McCloskey
Cambio de valores y
valores burgueses
Proponer que las ideas, actitudes y
valores burgueses crearon un ambiente
propicio para la innovación y el
desarrollo occidental.
CATEGORÍA
DE ENFOQUE
AUTOR
ENFOQUE
PRINCIPAL
TEORÍA (AUGE DE OCCIDENTE)
Perspectivas
Institucionales
Nathan
Rosenberg y
Luther E.
Birdzell
Instituciones
económicas
(contratos, derechos
de propiedad,
finanzas)
Identificar instituciones cruciales como
contratos, derechos de propiedad,
métodos financieros y contabilidad por
partida doble como cimientos del éxito
occidental.
Douglass North
y Robert
Thomas
Derechos de
propiedad
Concluir que los derechos de propiedad
fueron fundamentales para impulsar el
crecimiento económico y la posición
dominante de Occidente.
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Richard Pipes
Propiedad privada
Considerar la propiedad privada como la
base del Occidente moderno,
vinculándola con el sistema político
representativo, la limitación del poder
gubernamental y las libertades civiles.
Daron
Acemoglu y
James
Robinson
Instituciones políticas
inclusivas
Destacar el papel de las instituciones
inclusivas para fomentar la participación
política, limitar la arbitrariedad y
promover instituciones económicas
inclusivas que generan crecimiento y
prosperidad.
Enfoques
Tecnológicos
Lynn White
Innovaciones
tecnológicas
medievales
Argumentar que Occidente sentó las
bases de su éxito en la Edad Media
gracias a avances en guerra, producción
económica y generación de energía,
obteniendo una ventaja comparativa.
Joel Mokyr
Innovación
tecnológica y
simbiosis ciencia-
tecnología
Concluir que Occidente ha sido la única
civilización capaz de convertir el
progreso tecnológico en un mecanismo
de expansión continua, complementado
por la simbiosis entre ciencia y
tecnología.
La Revolución
Militar como
Michael
Roberts,
Tecnología militar e
innovaciones bélicas
Sostener que la tecnología militar y las
innovaciones bélicas subsiguientes
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109 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
Factor
Tecnológico
Geoffrey
Parker, Carlo
Cipolla, Daniel
Headrick,
William H.
McNeill, John
H. Parry, Philip
Hoffman
proporcionaron a Occidente una
superioridad decisiva para conquistar la
hegemonía mundial.
El Intercambio
Cultural como
Motor
William McNeill
Asimilación de
aportes de otras
civilizaciones
Argumentar que el progreso humano es
resultado del intercambio cultural y que
Occidente se benefició enormemente al
asimilar los aportes de otras
civilizaciones, integrando ideas y
prácticas diversas.
Marshall
Hodgson
Influencia de otras
culturas,
especialmente la
islámica
Defender que la preeminencia de Europa
se debe en gran parte a la influencia de
otras culturas, especialmente el Islam,
que fue un factor transformador y amplió
la perspectiva occidental.
El Rol de la
Explotación
André Gunder
Frank
Extracción de
recursos y mano de
obra; Teoría de la
Dependencia
Explicar el enriquecimiento de las
potencias occidentales a través de la
extracción de plusvalía de países "satélite"
y relaciones de dependencia y explotación
económica.
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110 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
CATEGORÍA
DE ENFOQUE
AUTOR
ENFOQUE
PRINCIPAL
TEORÍA (AUGE DE OCCIDENTE)
Joseph E.
Inikori
Comercio
internacional y mano
de obra esclava
africana
Vincular el auge de Occidente y la
industrialización británica directamente
con el comercio internacional y la mano
de obra esclava africana.
Immanuel
Wallerstein
Sistema-mundo
capitalista y
explotación
Entender el ascenso de Occidente como
resultado de la explotación y el
imperialismo dentro de un sistema
mundial de saqueo, donde Europa se
convirtió en el epicentro del sistema-
mundo moderno.
Giovanni
Arrighi
Sistema-mundo
capitalista y ciclos
económicos
Considerar el sistema-mundo capitalista
como resultado de una alianza entre
Estados emergentes y capitalistas, que
desató luchas interestatales y permitió a
Europa establecerse como bloque
dominante.
El Imperialismo
como
Explicación
Lenin
Capitalismo como
fase superior del
imperialismo
Explicar el auge de Occidente como una
ventaja comparativa de los países
occidentales, donde el capitalismo
genera imperialismo y parasitismo de las
naciones ricas que explotan a las más
pequeñas.
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111 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
Alfred Crosby
Imperialismo
ecológico (especies
invasoras)
Proponer que el ascenso occidental se
debió a la introducción de especies
animales y vegetales invasoras que
transformaron el medio y facilitaron la
conquista territorial.
Escuela
Negacionista
(Cuestionando
la Singularidad)
Jack Goody
Legado histórico y
cultural de Asia;
"mero accidente"
Negar la singularidad occidental,
afirmando que sus innovaciones fueron
consecuencia del legado asiático y que
el ascenso de Occidente fue un mero
accidente.
Kenneth
Pomeranz
Hechos fortuitos
(carbón, colonias,
plata en China)
Atribuir el éxito de Occidente a una serie
de hechos fortuitos geográficos y
económicos.
John M.
Hobson
Origen oriental de
logros occidentales;
rechazo al
eurocentrismo
Sostener que casi todos los logros
occidentales tuvieron su origen en
Oriente, siendo este el centro de
crecimiento y desarrollo económico
durante la mayor parte de la historia.
Perspectiva
Geográfica
Jared Diamond
Condiciones
geográficas iniciales
y desarrollo desigual
Explicar el éxito de Occidente a partir de
las diferentes condiciones geográficas
iniciales que llevaron a trayectorias
históricas distintas y un desarrollo
desigual.
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112 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
David
Cosandey
Influencia geográfica
en revoluciones
científica e industrial
Proponer que la geografía de Europa
occidental (costas recortadas, accidentes
geográficos) facilitó la aparición de
Estados y la prosperidad económica,
favoreciendo el desarrollo científico-
técnico.
Eric Jones
Posición geográfica
de Europa, menor
vulnerabilidad a
invasiones,
catástrofes naturales
Explicar el ascenso de Occidente por su
posición geográfica que permitió la
difusión de logros y su menor
vulnerabilidad a invasiones y catástrofes
naturales, facilitando la acumulación de
riqueza.
CATEGORÍA
DE ENFOQUE
AUTOR
ENFOQUE
PRINCIPAL
TEORÍA (AUGE DE OCCIDENTE)
Ian Morris
Cambio social
relacionado con la
geografía; dinámica
desafío-respuesta
Argumentar que el éxito de Occidente es
resultado de una serie de respuestas
exitosas de los habitantes de Europa
occidental a la presión sobre los
recursos, impulsando el desarrollo social.
Otras
Perspectivas
John A. Hall
Fragmentación
política de Europa y
libertad relativa
Destacar la fragmentación política y las
condiciones de libertad en Europa
occidental como factores decisivos para
su éxito.
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113 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
Eric Mielants
Apoyo estatal al
comercio y redes de
ciudades/finanzas
Argumentar que el apoyo estatal al
comercio, combinado con redes urbanas
e instrumentos financieros, gene
riqueza y favoreció la formación del
capitalismo y el despegue de Europa.
Janet Abu-
Lughod
Boom económico en
Asia y sistema de
intercambio
policéntrico
Sugerir que el auge de Occidente fue
resultado de un boom económico en
Asia y la existencia de un sistema de
intercambio policéntrico que generó
contactos y intercambios.
Jonathan Daly
Análisis global de la
historia e intercambio
entre civilizaciones
Integrar un análisis global de la historia
con la perspectiva del intercambio entre
civilizaciones y un estudio temático de
revoluciones que permitieron a
Occidente alcanzar una posición
dominante.
Explicaciones
Contraintuitivas
(¿Por qué
China no fue
una Potencia
Hegemónica?)
Wallerstein,
Mokyr, Gunder
Frank, Landes,
Needham,
Qian, Bodde,
Sivin, Huff,
Sardar, Elvin,
Deng, Lang
Factores históricos,
sociales, culturales,
geográficos y
económicos
específicos de China
que impidieron su
hegemonía.
Abordar las razones por las que China
no se convirtió en una potencia
hegemónica, ofreciendo una perspectiva
complementaria a las causas del éxito
occidental.
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RESULTADOS
Las primeras aproximaciones
Según Abreo H.H, Aragon D.M, Espinosa L.M, Rodríguez L.M, Tirado C.E, Vega HA &
Vera C.Y. (2021) los primeros estudios que intentaron explicar el ascenso de Occidente datan
del siglo XVIII. Entre los pioneros se encuentra Montesquieu, cuya visión se enmarca en las
explicaciones geográficas. Él enfatizó el dominio del entorno geográfico en el carácter de los
pueblos y sus instituciones. Su geodeterminismo se hizo evidente al afirmar que los habitantes
de climas fríos se distinguían por su vigor, valentía, franqueza y sentido de superioridad, entre
otros rasgos. Por el contrario, creía que los climas cálidos generaban el efecto opuesto,
produciendo poblaciones sin curiosidad, pasivas y con tendencia a la servidumbre (Vidal,
Esteban 2020).
A partir de esta premisa, Montesquieu redució la variedad de regímenes políticos y
estableció una clara distinción entre los países europeos y el contexto político asiático. Según
su perspectiva, la geografía europea favoreció la libertad, impidiendo históricamente el
despotismo al dificultar la conquista y dominación de todo el continente. Esta circunstancia llevó
a una fragmentación del poder, ya que ningún país logró acumular la fuerza necesaria para
someter a los demás. En contraste, las condiciones geográficas de Asia, con sus extensas
llanuras, facilitaron la penetración de conquistadores que controlaron esas regiones y
establecieron sistemas políticos despóticos. Por lo tanto, Montesquieu concluyó que las
condiciones de libertad en Europa impulsaron el desarrollo del comercio y la aparición de
sistemas políticos basados en el gobierno de las leyes, lo que a su vez posibilitó la
preeminencia mundial de Occidente (Vidal, Esteban 2020).
Adam Smith, por su parte, admiraba la civilización china. Sin embargo, basándose en
relatos de viajeros, notó la persistente pobreza en China (Smith, 1909: 75-76). Para él, el
relativo atraso de China se debía a las restricciones al comercio exterior, lo opuesto a Europa,
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115 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
que lo fomentaba con entusiasmo. Así, el éxito europeo residía en su economía, especialmente
en su comercio exterior, que le proveyó la riqueza para dominar el mundo.
Pensadores clave del siglo XVIII
Otros dos importantes pensadores del siglo XVIII, David Hume e Immanuel Kant,
coincidieron en que la fragmentación política de Europa impulsó la innovación. Esta
fragmentación generó competencia entre los Estados y evitó una autoridad imperial central que
pudiera haber suprimido el progreso. Hume, por ejemplo, resaltó el papel del intercambio en
este ambiente de rivalidad, argumentando que la libertad en un marco geopolítico fragmentado,
donde los países son formalmente iguales, estimula el comercio, la libre expresión y la
asimilación de innovaciones externas (Hume, 1817: 139).
Según Vidal, Esteban (2020), mientras Hume enfatizaba un "mercado de ideas" y el
desarrollo del conocimiento como claves de la preeminencia occidental, Kant, con una
perspectiva similar, destacó las crecientes interacciones entre los Estados. Según Kant, la
competencia entre naciones favoreció el avance del comercio y las libertades personales, lo
que se alinea con el contexto cultural de la Ilustración (Kant, 2009: 187). En contraste, la falta
de fragmentación política en otras regiones del mundo impidió el desarrollo de nuevas ideas e
innovación, lo que llevó a un control cultural e ideológico que suprimía cualquier iniciativa que
desafiara el orden establecido.
Aportaciones de los Siglos XIX y XX
Para Hegel el primero en abordar el auge de Occidente, para él, el espíritu universal se
manifiesta a través de las civilizaciones, ganando racionalidad y libertad hasta culminar en la
Europa de su época. Esto lo llevó a concluir que China, y otras naciones cercanas, habían
dejado de participar en este desarrollo espiritual debido a su sistema de gobierno despótico, su
geografía y sus tradiciones (Spence, 1999: 135-136; Daly, 2015: 5).
Finalmente, Marx, el último gran autor del siglo XIX con una contribución notable, ofreció
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una explicación económica desde su materialismo histórico, sin ignorar el contexto político.
Marx se refirió a la transición del modo de producción feudal al capitalista, al floreciente
comercio exterior y a la fragmentación política en Europa. Todo esto permitió que los intereses
comerciales, más productivos que las formas de producción anteriores, eclipsaran a las élites
feudales. Además, Marx mencionó el proceso de colonización. En resumen, el enfoque de Marx
se centra en la explotación de la fuerza de trabajo y la apropiación de la plusvalía como
factores decisivos en el ascenso de Occidente (Marx, 1976, I: 915-916). En última instancia, el
capitalismo hizo posible la hegemonía de la civilización occidental (Vidal, Esteban 2020).
Las interpretaciones culturales del ascenso de Occidente
Algunos autores atribuyen el ascenso de Occidente al papel de la cultura. Aunque no
hay un consenso unánime sobre qué aspecto cultural fue el más importante, todos coinciden en
que la cultura es el elemento central de su análisis.
Max Weber, por ejemplo, destacó el poder de las ideas como motores del cambio social.
Concluyó que ciertas creencias y valores, particularmente la ética protestante y su enfoque en
el trabajo, dieron origen al "espíritu del capitalismo". Esto impulsó el éxito material y llevó a
Occidente a una riqueza sin precedentes (Weber, 1958: 15-16, 53, 80-81).
Otra perspectiva cultural es la de Christopher Dawson, quien señaló que el dinamismo interno y
la tendencia a la reforma constante diferenciaron a Europa de otras grandes culturas. Atribuyó
esta singularidad a la combinación de la cultura pagana y el cristianismo mediterráneo, lo que
permitió la separación del poder temporal y la autoridad espiritual. Esto facilitó la innovación en
áreas como el comercio, el intelecto y el desarrollo urbano, impulsando el éxito occidental.
Dawson también mencionó logros como el derecho a oponerse a la autoridad política, la
teoría del contrato social y la idea de una unidad espiritual en Europa Occidental (Dawson,
1950).
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117 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
Por su parte, David Landes, experto en historia de la tecnología, argumentó que la
diferencia de Occidente radica en que, mientras otras grandes culturas (como China, India o el
mundo islámico) decayeron al ver la innovación reprimida por intereses ya establecidos, los
valores, actitudes y creencias de la civilización occidental promovieron la innovación
tecnológica y el crecimiento económico, siendo la causa profunda de su éxito (Landes, 1998;
2006).
Alan Macfarlane identificó el individualismo inglés de finales de la Edad Media como un
factor crucial para la hegemonía occidental. Basándose en características propias de la cultura
inglesa, afirmó que este individualismo generó un dinamismo social y unas relaciones de
mercado que resultaron en un sistema legal más flexible. Esto, según él, fue la clave de la
prosperidad económica que llevó a la supremacía de Occidente (Macfarlane, 1978; 2002).
Deirdre McCloskey propuso una interpretación posmoderna, sugiriendo que el cambio de
valores es el factor explicativo del ascenso occidental. Para McCloskey, lo fundamental son las
ideas, actitudes y valores que inspiran a una sociedad, restando importancia a los factores
materiales, que dependen de las ideas. Según ella, los valores burgueses crearon un ambiente
propicio para la innovación, lo que mejoró drásticamente la calidad de vida y el desarrollo
occidental, llevando al crecimiento económico que situó a Occidente en la cima de la
civilización humana (McCloskey, 2006; 2010; 2016).
Otras visiones culturales incluyen la de Jack Goldstone, quien enfatiza la religión (Goldstone,
2009); Julio Crespo MacLennan, que destaca características europeas como la curiosidad y el
espíritu de aventura (Crespo, 2012); y Niall Ferguson, que se refiere al fundamento cultural de
las instituciones occidentales (Ferguson, 2012).
Las perspectivas institucionales en el ascenso de occidente
Según Vidal, Esteban (2020), los defensores de las perspectivas institucionales
argumentan que un conjunto específico de instituciones creó las condiciones ideales para que
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118 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
la civilización occidental obtuviera una ventaja comparativa global. En general, este enfoque
parte de la idea de que las instituciones son estructuras estables y duraderas que organizan a
la sociedad a gran escala. Esto incluye no solo gobiernos, ejércitos, empresas u organizaciones
religiosas, sino también conceptos como el matrimonio, la familia o la amistad. En esencia,
leyes, costumbres, normas y tradiciones son formas de instituciones que coordinan las
acciones humanas.
Aunque se reconoce que la cultura influye en cómo surgen y funcionan las instituciones,
la forma exacta en que lo hace es tema de debate. Sin embargo, los partidarios de esta visión
concuerdan en que la formación y existencia de instituciones clave explican la preeminencia de
Occidente. Por ejemplo, Nathan Rosenberg y Luther E. Birdzell identificaron cuatro instituciones
cruciales: los contratos y los derechos de propiedad, la aparición de métodos financieros en la
Italia renacentista, la creación de títulos de crédito y la contabilidad por partida doble
(Rosenberg & Birdzell, 1986).
Otros autores, como Douglass North y Robert Thomas, concluyeron que el crecimiento
económico fue lo que impulsó la posición dominante de Occidente. Para ellos, los derechos de
propiedad fueron fundamentales, ya que hicieron que las actividades socialmente productivas
valieran la pena (North & Thomas, 1973).
En este caso Vidal, Esteban (2020), en una línea similar, Richard Pipes consideró la
propiedad privada como la base del Occidente moderno. Vinculó directamente la formación del
sistema político representativo, la limitación del poder gubernamental y el establecimiento de
derechos y libertades civiles con la propiedad privada. Según Pipes, todo esto creó un
ambiente propicio para el crecimiento y desarrollo económico que consolidó a Occidente como
la civilización más poderosa (Pipes, 1999).
Daron Acemoglu y James Robinson se centraron en las instituciones políticas, que, a
través de normas, establecen el marco de las relaciones sociales, económicas y políticas.
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Destacaron el papel de las instituciones inclusivas como un factor decisivo para el ascenso de
Occidente. Estas instituciones fomentan la participación política, limitan la arbitrariedad y evitan
la concentración de poder en minorías. La razón es que también promueven instituciones
económicas inclusivas, que garantizan el éxito económico al generar incentivos para el
crecimiento, el aumento de la productividad y la prosperidad general, explicando así el triunfo
occidental (Acemoglu y Robinson, 2015).
Estas son solo algunas de las perspectivas institucionales existentes, y muchas más
podrían añadirse. Todas ellas resaltan la importancia de una o varias instituciones en su
explicación del ascenso de Occidente, y no se deben subestimar sus conexiones con las
interpretaciones culturales, de las cuales a menudo obtienen su fundamento último.
Enfoques tecnológicos en el ascenso de Occidente
Una perspectiva bastante aceptada atribuye el ascenso de Occidente a la supremacía
tecnológica. Estos análisis se centran en cómo el progreso tecnológico impactó tanto la
economía como la guerra. Aquí, la tecnología abarca una amplia gama de herramientas,
métodos y maquinarias utilizadas tanto para la producción económica como para el conflicto
bélico (Vidal, Esteban 2020).
Lynn White es un autor destacado en esta corriente, habiendo investigado las
innovaciones tecnológicas en la Europa medieval. Desde su punto de vista, Occidente sentó las
bases de su éxito futuro en este periodo gracias a avances en la guerra, la producción
económica y la generación de energía. Esto le otorgó a la civilización occidental una ventaja
comparativa sobre otros centros de poder, que luego se tradujo en su dominio internacional
(White, 1962; 1968; 1978).
En una línea similar según Vidal, Esteban (2020), Joel Mokyr se centró en la innovación
tecnológica desarrollada en Occidente. Su conclusión es que Occidente ha sido la única
civilización capaz de convertir el progreso tecnológico en un mecanismo para su expansión
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120 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
continua a nivel global. Así, la innovación medieval desencadenó un proceso que se
autoaceleró, culminando en sucesivas revoluciones industriales. Este factor clave del éxito
occidental se complementa con la simbiosis entre ciencia y tecnología, lo que generó el
progreso económico y la fuerza material de Occidente (Mokyr, 1990).
Otros enfoques tecnológicos incluyen el de David Levine, quien vinculó el cambio
tecnológico con la llegada de la modernidad y las transformaciones en ámbitos políticos,
sociales y demográficos, lo que explica el auge de Occidente (Levine, 2001). En contraste, Jan
de Vries y Ad van der Woude señalaron la falta de cambios tecnológicos significativos en Asia,
a diferencia de Occidente, donde impulsaron el desarrollo comercial y el crecimiento económico
que le dieron su superioridad global (Vries & Woude, 1997).
La revolución militar como factor tecnológico
Dentro de los enfoques tecnológicos, también se encuentran los autores de la corriente
de las revoluciones militares. Estos sostienen que la tecnología militar y las innovaciones
bélicas subsiguientes proporcionaron a Occidente una superioridad decisiva para conquistar la
hegemonía mundial. Este tipo de innovaciones no solo transformaron la forma de hacer la
guerra, sino también la organización social para satisfacer las demandas de conflictos militares
más costosos, tanto económica como socialmente. Michael Roberts fue pionero en esta línea
de investigación en 1956 (Roberts, 1956), seguido por otros reconocidos autores como
Geoffrey Parker (Parker, 1976; 1996).
Otros autores comparten una visión similar. De acuerdo a Vidal, Esteban (2020), el
historiador económico Carlo Cipolla destacó la importancia del desarrollo de la artillería y la
navegación en el ascenso de Occidente (Cipolla, 1965). Daniel Headrick relacionó el desarrollo
tecnológico con el imperialismo, argumentando que la competencia entre Estados impulsó la
tecnología que permitió a las potencias occidentales alcanzar el dominio mundial (Headrick,
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1981; 2010). Asimismo, William H. McNeill abordó la revolución militar en un contexto histórico-
mundial, como parte de la evolución política y social europea (McNeill, 1982).
Finalmente, no debemos pasar por alto las contribuciones de John H. Parry, quien
resaltó la importancia del desarrollo técnico en la expansión ultramarina de las potencias
europeas (Parry, 1968). Por su parte, Philip Hoffman abordó la cuestión tecnológica militar
desde una perspectiva económica, afirmando que la producción de armas más efectivas a un
menor costo fue decisiva para el auge de Occidente (Hoffman, 2011).
El Intercambio cultural como motor del ascenso de Occidente
Según esta perspectiva, la supremacía global de Occidente se debe a las interacciones
culturales entre diferentes civilizaciones. Este enfoque macro-histórico examina las diversas
contribuciones de distintos pueblos a la historia universal. Aunque Voltaire fue un precursor,
William McNeill es uno de sus máximos exponentes contemporáneos. McNeill argumenta que
el progreso humano es resultado del intercambio cultural, y Occidente se benefició
enormemente al asimilar los aportes de otras civilizaciones en áreas como la tecnología, las
instituciones y la religión (McNeill, 1963).
La visión de McNeill concibe la historia humana como un proceso acumulativo donde el
intercambio cultural y el aprendizaje mutuo permiten a diversas culturas desarrollarse y
alcanzar posiciones destacadas. Este historiador canadiense señala un cambio decisivo entre
1500 y 1700, cuando Europa comenzó a crecer más rápidamente que cualquier otra región.
Los países de Europa occidental experimentaron transformaciones significativas,
especialmente en el ámbito tecnológico, lo que impulsó drásticamente su poder y les permitió
extender su control a otras partes del mundo.
En esencia, McNeill sostiene que Occidente tomó prestados elementos de otros pueblos
y culturas sin miedo a perder su identidad. La integración de ideas y prácticas aparentemente
contradictorias en la cultura europea generó una "tensión dinámica" que llevó a Occidente a la
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122 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
hegemonía mundial. El hecho de que Europa llegara más tarde al estadio de civilización le
permitió asimilar una vasta cantidad de contribuciones de otras civilizaciones euroasiáticas, lo
que le dio una ventaja comparativa al beneficiarse de la experiencia ajena (Vidal, Esteban
(2020).
La influencia del islam en la perspectiva de Marshall Hodgson
Importante señalar según Vidal, Esteban (2020) otro autor clave en esta línea es
Marshall Hodgson, quien defiende que la preeminencia de Europa se debe en gran parte a la
influencia de otras culturas, especialmente la islámica. Para justificar esto, Hodgson se refiere a
la posición geográfica de Europa. Desde su punto de vista, durante 3000 años, Europa ha
recibido todas las nuevas tecnologías e ideas relevantes, filtradas a través de su ubicación
geográfica. En este contexto, el Islam fue un factor transformador, ya que su expansión produjo
una síntesis de los logros intelectuales, culturales, institucionales y tecnológicos previos. Según
Hodgson, esto fue algo sin precedentes, que marcó una diferencia con las experiencias de
civilizaciones anteriores. Por lo tanto, el Islam constituyó una influencia determinante que
amplió la perspectiva occidental y, en última instancia, permitió a Occidente desarrollarse más
rápido que sus rivales, particularmente en el ámbito técnico, lo que le valió la hegemonía
mundial (Hodgson, 1974; 1993).
El Rol de la explotación en el ascenso de Occidente
Otro ángulo importante para explicar el ascenso de Occidente a la supremacía global es
el de la explotación de otras naciones y sociedades. Esta perspectiva sostiene que el
enriquecimiento de las potencias occidentales fue posible gracias a la extracción de recursos y
mano de obra de otras regiones. Dentro de esta corriente, destacan los teóricos de la
dependencia, como André Gunder Frank. Aunque su trabajo se centró inicialmente en el
subdesarrollo del "tercer mundo", su análisis también ofrece una explicación sobre cómo las
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123 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
potencias metropolitanas se enriquecieron a través de relaciones de dependencia y explotación
económica (Frank, 1970).
La idea central de Frank es que la extracción de la plusvalía de los países "satélite" por
parte de las potencias centrales fue la causa principal del subdesarrollo de la periferia. Esta
dinámica generó relaciones de dependencia y dominación, permitiendo que las potencias
coloniales acumularan riqueza (Vidal, Esteban 2020).
Un punto de vista similar es el de Joseph E. Inikori, quien vincula directamente el auge
de Occidente con el comercio internacional y la mano de obra esclava africana. Según Inikori,
estos factores fueron clave para la industrialización de Gran Bretaña. Subrayó la importancia de
la demanda externa de productos manufacturados para impulsar avances tecnológicos
significativos, lo que llevó a la creación de los primeros centros industriales en Inglaterra. Este
proceso, argumenta, no habría sido posible sin el comercio de esclavos, el trabajo de los
africanos y los ingresos generados en el espacio económico del Atlántico (Inikori, 2002).
La división internacional del trabajo y el sistema-mundo
Immanuel Wallerstein es el máximo representante de esta corriente, que entiende el
ascenso de Occidente como resultado de la explotación y el imperialismo dentro de un sistema
mundial de saqueo. Wallerstein llegó a esta conclusión al analizar sistemas interconectados de
economías, sociedades y culturas. La evolución de estos sistemas, a través de varias fases de
desarrollo, culminó en el nacimiento de una economía-mundo completamente integrada. A
partir del año 1500, la incipiente economía mundial evitó el colapso, dando origen al moderno
sistema-mundo (Wallerstein, 2000: 140).
Europa se convirtió en el epicentro de este sistema-mundo moderno. El surgimiento del
capitalismo en esta región le permitió alcanzar el dominio global. La economía-mundo europea
evolucionó hacia un sistema capitalista que domina el planeta, en lugar de transformarse en un
imperio mundial redistributivo. Así, la formación del capitalismo en Europa permitió a sus élites
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124 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
extraer una plusvalía de la población que antes era inimaginable, lo que explica tanto el
ascenso de Occidente como su posterior supremacía mundial (Wallerstein, 1974, I: 15, 17).
Identificar el capitalismo como la causa principal del ascenso occidental lleva a preguntarse qué
hizo posible este sistema socioeconómico. La explicación de Wallerstein se enmarca en la
interpretación marxista de la historia, señalando como antecedente clave la ruptura del sistema
feudal de explotación alrededor del siglo XIV.
Otras aportaciones a la teoría del sistema-mundo
Wallerstein no fue el único en esta línea. Giovanni Arrighi también hizo contribuciones
significativas, combinando el esquema teórico de Wallerstein con la teoría de los grandes ciclos
económicos históricos de Nikolái Kondrátiev (Kondrátiev, 2008). Además, Arrighi incorporó
influencias de Fernand Braudel y su teoría del "tiempo histórico del ciclo largo", así como el
modelo de crecimiento e innovación de Gerhard Mensch (Braudel, 1984; Mensch, 1979). La
combinación de estos elementos llevó a Arrighi a considerar el sistema-mundo capitalista como
el resultado de una alianza entre Estados emergentes y capitalistas privilegiados ubicados en
centros urbanos. De esta forma, el poder capitalista se unió a las estructuras políticas
existentes, lo que a su vez desató luchas interestatales por el control de las fuentes de capital
que las financiaban históricamente. Así, Europa logró establecerse como el bloque dominante
gracias a la implementación del sistema-mundo capitalista (Vidal, Esteban 2020).
El imperialismo como explicación del ascenso de occidente
La perspectiva del imperialismo sostiene que el ascenso de Occidente se debe a la
conquista colonial por parte de las potencias europeas. Esta visión, ligada a la tradición
marxista, encuentra su mayor exponente en los trabajos de Lenin. Sin embargo, además de
este imperialismo tradicional, existe otro menos explorado, el imperialismo ecológico, que
también ofrece una explicación particular(Vidal, Esteban 2020).
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125 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
La visión de Lenin se basa en el estudio de John A. Hobson sobre el imperialismo
(Hobson, 1981). Lenin explicó la competencia entre potencias europeas como el resultado de
su búsqueda de control político y económico global. Aunque su objetivo era explicar las causas
de la Primera Guerra Mundial, su análisis también ofreció una razón para el auge de Occidente.
Según él, el capitalismo, por su propia naturaleza y organización, genera el imperialismo como
su fase superior (Vidal, Esteban 2020). De esta forma, el imperialismo representa una etapa
avanzada del capitalismo, que constituye una ventaja comparativa para los países
occidentales. Esta situación permitió establecer relaciones de subordinación y dependencia
económica, comercial, financiera y política. En resumen, el imperialismo se traduce en un
parasitismo de las naciones ricas que explotan a las más pequeñas y débiles, creando Estados
"rentistas" y, por ende, explicando la supremacía occidental (Lenin, 1974).
El imperialismo ecológico
En contraste, el imperialismo ecológico, conceptualizado por Alfred Crosby, propone
que el ascenso occidental se debió a la introducción de especies animales y vegetales
invasoras en determinados espacios geográficos, que transformaron el medio con
consecuencias sociales y políticas. Crosby examinó cómo los animales, plantas y
enfermedades que acompañaron a los europeos en sus viajes facilitaron la conquista territorial
en ultramar. Los pueblos nativos, junto con su fauna y flora, no pudieron resistir esta invasión
externa. Esto llevó a la transformación de los ecosistemas y su adaptación a las necesidades
de dominio de los conquistadores europeos (Crosby, 1986).
La escuela negacionista: cuestionando la singularidad occidental
Esta corriente de pensamiento niega la supuesta singularidad tradicionalmente atribuida
a Occidente. Argumenta que Asia fue el origen de los grandes avances de los que Occidente
se benefició posteriormente, sugiriendo que la civilización occidental ha tenido un papel
secundario y limitado en la historia, dependiendo de Asia en aspectos cruciales. Según estos
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126 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
autores, las contribuciones asiáticas en lo económico, filosófico y tecnológico fueron
determinantes para que Occidente alcanzara la hegemonía mundial. Incluso afirman que Asia
lideró las civilizaciones hasta hace relativamente poco tiempo en muchos ámbitos, y que su
dinamismo interno explica el papel que más tarde desempeñó Occidente. En definitiva, para
esta escuela, no hubo un "auge de Occidente" como tal, sino más bien una divergencia en la
trayectoria del conjunto del continente euroasiático, con Asia a la cabeza(Vidal, Esteban 2020).
Según Vidal, Esteban (2020) el antropólogo social británico Jack Goody, por ejemplo,
afirmó que Europa no tenía nada de especial y que sus innovaciones fueron consecuencia del
legado histórico y cultural de Asia. Para él, el ascenso de Occidente fue un mero accidente
(Goody, 1996; 1986). Esta idea de la casualidad como factor explicativo de la hegemonía
occidental está muy presente en los autores de esta corriente (Vidal, Esteban 2020). Es el caso
también de Kenneth Pomeranz, quien atribuyó el éxito de Occidente a una serie de hechos
fortuitos: la abundancia de carbón en Europa, la explotación de las colonias descubiertas a
finales del siglo XV y una fuerte demanda de plata en China que hizo rentables las minas
americanas (Pomeranz, 2000).
Por su parte, John M. Hobson sostuvo que casi todos los logros occidentales tuvieron su
origen en Oriente. Su rechazo al eurocentrismo lo llevó a invertir las explicaciones dicotómicas
que presentan un Oriente pasivo, estancado e irracional frente a un Occidente dinámico e
ingenioso. Desde su perspectiva, el centro de crecimiento y desarrollo económico fue Oriente
durante la mayor parte de la historia. Occidente simplemente tomó prestados los avances
tecnológicos, institucionales y las ideas que conformaban el "capital" de Oriente (Hobson,
2004).
La perspectiva geográfica del ascenso de occidente
Las teorías geográficas explican el ascenso de Occidente atribuyéndolo a la influencia
del entorno geográfico en la expansión y conquista mundial de las potencias europeas. Se
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127 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
enfocan en las condiciones geográficas específicas donde nació y se desarrolló la civilización
occidental, sugiriendo que los logros políticos e internacionales que le dieron su hegemonía son
resultado de esas condiciones.
Una de estas explicaciones es la del antropólogo estadounidense Jared Diamond. Para
él, las diferentes condiciones geográficas iniciales de las diversas civilizaciones fueron cruciales
para el éxito de Occidente. Diamond retrocede a la prehistoria para identificar los elementos
geográficos distintivos que llevaron a trayectorias históricas diferentes. En este caso Vidal,
Esteban (2020) señala que esto resultó en un desarrollo desigual, donde algunas sociedades
adoptaron la agricultura y progresaron hacia las armas de fuego, los gérmenes y el acero,
mientras otras mantuvieron un estilo de vida cazador-recolector hasta hace poco. En síntesis,
Diamond sostiene que la geografía es una variable independiente que condiciona la
alimentación, la disponibilidad de calorías, el tamaño de la población y, en última instancia, la
trayectoria histórica de los pueblos. Así, la abundancia de alimentos fomenta el crecimiento
demográfico, la formación de organizaciones políticas más complejas y el desarrollo de
capacidades militares superiores. Por lo tanto, Eurasia tuvo una ligera ventaja inicial que
explica el éxito de Occidente (Diamond, 2009).
David Cosandey, por su parte, explicó el ascenso de Occidente a partir de la influencia
geográfica en el desencadenamiento de las revoluciones científica e industrial. Propone que
para que una civilización progrese científica y tecnológicamente, necesita una economía
próspera y un sistema de Estados estable. La prosperidad económica, combinada con la
fragmentación política, favorece el desarrollo científico-técnico. En el caso de Europa
occidental, sus costas recortadas y accidentes geográficos facilitaron la aparición de regiones
relativamente aisladas donde florecieron Estados, posibilitando así el desarrollo científico y, con
él, el éxito de Occidente (Cosandey, 1997).
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128 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
Otro punto de vista geográfico es el de Eric Jones. Para él, el ascenso de Occidente se
explica por la posición geográfica de Europa, un espacio donde se difundieron y adaptaron los
logros de grandes civilizaciones. Jones también señaló la menor vulnerabilidad de Europa a las
invasiones de pueblos conquistadores, como los nómadas. Además, enfatizó el papel de las
catástrofes naturales, que, al ser menos frecuentes en Europa occidental, permitieron una
acumulación de riqueza que a largo plazo facilitó el triunfo occidental. Esto contrasta con Asia,
donde las catástrofes naturales eran más habituales y destructivas, impidiendo su éxito (Jones,
1982).
Finalmente, Ian Morris se centró en cómo el cambio social se relaciona con la geografía.
Argumenta que la extracción de energía del entorno y la reproducción humana generan una
presión creciente sobre los recursos (materiales, intelectuales y sociales). Esto crea una
dinámica de desafío-respuesta que impulsa el desarrollo social: la innovación y el crecimiento
ocurren cuando las personas logran responder a las circunstancias, mientras que la falta de
respuesta lleva al estancamiento y la involución. Por lo tanto, el éxito de Occidente se entiende
como el resultado de una serie de respuestas exitosas de los habitantes de Europa occidental
(Morris, 2016).
Otras perspectivas sobre el ascenso de occidente
Existen otras visiones que no encajan fácilmente en las categorías anteriores, pero no
por ello son menos importantes. A menudo, combinan elementos de diferentes enfoques para
abordar el estudio del ascenso occidental desde una perspectiva única.
Vidal, Esteban (2020) cita un ejemplo, donde John A. Hall destacó la fragmentación
política de Europa como un factor decisivo. Las condiciones de libertad relativa en Europa
occidental, en contraste con las formaciones imperiales de otras regiones, favorecieron su
éxito. Su conclusión es que los regímenes liberales y las constituciones, junto con factores
culturales y religiosos, hicieron posible la hegemonía de Occidente (Hall, 1985).
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Eric Mielants, basándose en la obra de Wallerstein pero con modificaciones, argumen
que el apoyo estatal al comercio generó un nivel de riqueza que hizo imparable a Europa. Esto,
combinado con una red de ciudades europeas y diversos instrumentos e instituciones
financieras, favoreció la formación del capitalismo y el despegue de Occidente (Mielants, 2008).
Janet Abu-Lughod combinó elementos del modelo de sistema-mundo de Wallerstein,
sugiriendo que el auge de Occidente fue resultado de un boom económico en Asia. La
existencia de un sistema de intercambio policéntrico que abarcaba diferentes "economías-
mundo" generó una serie de contactos e intercambios que hicieron posible el triunfo de
Occidente (Vega Riaño, H. A., & Requiniva Gutiérrez, N. Y. 2023). Finalmente, Jonathan Daly
desarrolló una interpretación que integra un análisis global de la historia con la perspectiva de
historiadores que resaltan el intercambio entre civilizaciones. A esto le sumó un estudio
temático de diversas áreas donde se produjeron revoluciones que permitieron a Occidente
alcanzar una posición dominante global (Daly, 2014).
Explicaciones contraintuitivas: ¿por qué china no fue una potencia hegemónica?
Según Vidal, Esteban estas explicaciones ofrecen una perspectiva interesante al
abordar las razones por las que China no se convirtió en una potencia hegemónica, en lugar de
centrarse directamente en las causas del éxito occidental. A menudo, son formuladas por
autores ya mencionados.
Wallerstein, por ejemplo, atribuyó el atraso chino a una menor cantidad de ganado y a
divergencias históricas y sociales con Europa occidental, como la falta de feudalización
(Wallerstein, 1974, I: p. 63).
Para Joel Mokyr, el estancamiento tecnológico de China explicó su atraso, debido a
factores como la pérdida de conocimiento, hambrunas, plagas y enfermedades (Mokyr,
1990: 209, 227, 233).
Gunder Frank argumentó que la gran demografía y la eficiencia de los sistemas
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130 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
agrícolas chinos mantuvieron los costos laborales bajos, lo que desincentivó la
innovación tecnológica (Frank, 1998: 204).
David Landes concluyó que la mentalidad china era demasiado cerrada, impidiendo a
largo plazo que el país alcanzara la hegemonía. Esta actitud, basada en la idea de que
la sociedad era autosuficiente y perfecta, desalentó el cambio y la innovación (Landes,
1998: 99, 336, 342, 348).
Otras perspectivas destacan el aspecto cultural y filosófico de la sociedad china como un
obstáculo para el desarrollo científico-técnico:
Joseph Needham sugirió que la filosofía china carecía de la racionalidad de la
occidental para conceptualizar las leyes de la naturaleza (Needham, 1969: 61-62, 119-
120).
Wen-yuan Qian atribuyó el atraso científico chino a condiciones sociales que no
fomentaban la competencia creativa ni la crítica, y a un sistema de pensamiento
dominante que no facilitaba su reformulación (Qian, 1985: 21).
Derk Bodde planteó algo similar, afirmando que el pensamiento chino, reflejo de su
sociedad burocrática, no favorecía el cambio (Bodde, 1991).
Nathan Sivin reconoció una revolución científica china en el siglo XVII, pero señaló que
China carecía de una concepción unificada de la ciencia como en Occidente, y de
instituciones que facilitaran la institucionalización del pensamiento científico (Sivin,
1982).
Toby Huff también enfatizó los impedimentos sociales e institucionales al desarrollo
intelectual y la innovación, incluyendo aspectos de la cultura china como el derecho, la
religión y la filosofía (Huff, 1993).
En contraste con las explicaciones anteriores, Ziauddin Sardar argumentó que el atraso
científico y tecnológico de las civilizaciones no occidentales se debe a la colonización que
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sufrieron, ya que el proceso de conquista y explotación destruyó la ciencia indígena (Sardar,
1977; 1982; 1989; 1996; 2000).
Finalmente, autores como Mark Elvin consideran que la eficacia de la economía tradicional
china impidió avances posteriores, actuando como un desincentivo a la innovación. A esto se
sumaron factores como el declive económico, el aumento de la población y la disminución del
contacto comercial, lo que llevó a la decadencia de la economía china entre 1300 y 1500 (Elvin,
1973; 2008).
Para Kent G. Deng, las razones del fracaso de China se encuentran en sus condiciones
geográficas y socioeconómicas, que resultaron en una agricultura como ocupación principal.
Debido a la importancia del sector primario, no hubo un desarrollo tecnológico y científico que
permitiera la industrialización (Deng, 1999).
Por último, una explicación de base geográfica, citada por Graemer Lang, sostiene que
la agricultura hidráulica en China favoreció el despotismo, impidiendo la aparición de ciudades
independientes y de una élite de comerciantes. Esto, a su vez, resultó en un sistema educativo
que no fomentaba el libre debate de ideas, con castigos para los disidentes, explicando así el
atraso de China respecto a Europa (Lang, 1997a; 1997b; 1998).
CONCLUSIONES
La multiplicidad de perspectivas expuestas en torno al tema no solo evidencia el
profundo interés que este ha despertado en los círculos académicos, sino que además pone de
relieve la intrincada naturaleza del fenómeno en estudio y la permanente vigencia del debate
que le rodea. Esta discusión no ha perdido relevancia, dado que sus repercusiones inciden
tanto en la comprensión del presente como en la proyección del porvenir. En efecto, dilucidar
los factores que propiciaron el ascenso histórico de Occidente podría ofrecer claves valiosas
para comprender las causas de su eventual declive, permitiendo así la formulación de
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estrategias adecuadas ante ese posible escenario. En el contexto contemporáneo, donde una
potencia ajena al ámbito occidental manifiesta su aspiración de alcanzar la supremacía global
mediante la imposición de un modelo alternativo de globalización, el análisis de esta
problemática adquiere una renovada centralidad.
Si bien se ha producido un abundante corpus teórico respecto a las causas de la
hegemonía occidental, el campo aún se muestra fértil para indagaciones inéditas y revisiones
críticas. Este panorama ha favorecido la emergencia y consolidación de enfoques críticos, tales
como las denominadas teorías de la divergencia o enfoques negacionistas, cuyas tesis han
sido fortalecidas por una serie de trabajos recientes (Parthasarathy, 2011; Rosenthal & Bin
Wong, 2011; Andrade, 2016; Ghosh, 2015). No obstante, dada la acelerada transformación del
sistema internacional y los nuevos equilibrios de poder emergentes, es previsible un
resurgimiento del debate, alimentado por investigaciones innovadoras que propongan marcos
interpretativos distintos, capaces de superar las limitaciones de los análisis tradicionales.
Sobre el ascenso de Occidente
La diversidad de teorías sobre el ascenso de Occidente demuestra no solo el gran
interés académico en el tema, sino también su enorme complejidad y la relevancia de un
debate que sigue vigente. Comprender las causas de este ascenso es crucial, ya que puede
ayudarnos a identificar las razones de una posible decadencia y, así, tomar decisiones
adecuadas. En un momento en que una potencia no occidental busca la hegemonía global e
intenta imponer su propio modelo de globalización, este estudio adquiere una importancia
renovada.
Aunque ya se ha investigado mucho sobre las razones de la hegemonía occidental,
todavía hay espacio para nuevos análisis y perspectivas. Esto explica el creciente
protagonismo actual de los enfoques negacionistas, también conocidos como teoría de la
divergencia, cuya popularidad ha aumentado gracias a nuevas publicaciones que los respaldan
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133 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 3, 2025, julio-septiembre
(Parthasarathy, 2011; Rosenthal & Bin Wong, 2011; Andrade, 2016; Ghosh, 2015). No
obstante, es muy probable que la dinámica de los asuntos internacionales impulse un
relanzamiento de este debate, con nuevas contribuciones que ofrezcan visiones originales y
arrojen luz sobre aspectos que los análisis actuales no han logrado explicar completamente.
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